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CiU amplía sus pactos con el PP en plena polémica sobre la inmersión

El alcalde conservador de Castelldefels sella un acuerdo con los nacionalistas

Convergència i Unió (CiU) hizo ayer un juego de malabares y firmó un nuevo pacto con el Partido Popular (PP) en plena crisis por sus diferencias por la inmersión lingüística. Los nacionalistas han advertido las últimas semanas a los populares de que su colaboración será cero si traspasan determinadas "líneas rojas" y parece claro que el Ayuntamiento de Castelldefels no forma parte de ellas. El alcalde de esa ciudad, Manuel Reyes, del PP, que gobernaba en minoría (con ocho ediles y dos independientes) firmó un acuerdo con Marta Pérez, de CiU, para que se integren en el gobierno como hiciera en el anterior mandato con los socialistas. La oposición ahora la forman siete concejales del PSC y tres de ICV-EUiA.

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El acuerdo se firmó por la mañana y Alicia Sánchez-Camacho, la presidenta popular, se apresuró a informar de él en una conferencia de prensa. Su intención fue dejar claro que una cosa son las amenazas ante los micrófonos y otra la realidad de la política. "El PP tiene la misma entente con CiU que en cualquier otro momento", subrayó. Pese a las tensiones entre ambos partidos, el PP sigue siendo el socio preferente de CiU. Los dos gobiernan juntos en la Diputación de Badalona y la abstención del PP desencalló los Presupuestos. También con su abstención, CiU permitió que tanto Xavier García Albiol en Badalona como Manuel Reyes fueran nombrados alcaldes. Los dos partidos gobiernan juntos en 40 municipios de Cataluña.

CiU, sin embargo, deslindó el acuerdo de Castelldefels de la relación actual entre las dos formaciones al estimar que era un pacto estrictamente local. "Tan local como el de Badalona", ironizó una fuente popular. Josep Maria Pelegrí, consejero de Agricultura de la Generalitat, y secretario general de Unió (UDC), mostró su "respeto" hacia la autonomía local de la federación en Castelldefels y subrayó que las agrupaciones puedan tomar decisiones que "a veces pueden chocar" con los intereses generales de la federación. Pelegrí, en cualquier caso, abogó por no excluir a ningún partido de futuros pactos. "Tenemos vocación de consenso", acabó.

Esa fue la misma toma de posición de Francesc Homs, portavoz del Gobierno catalán, que no descartó hace una semana volver a negociar con los populares los Presupuestos de 2012 porque lo contrario sería "sectario". Su estrategia es aplicar la geometría variable como hoja de ruta durante toda la legislatura. CiU pactó, por ejemplo, con el PSC aspectos de la ley ómnibus, negocia con Esquerra la base de su anhelado pacto fiscal y siempre tendrá la carta del PP, con el que comparte el discurso económico, para aprobar las cuentas.

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Pero la línea roja, insistió ayer Homs, es el modelo lingüístico hasta el punto de que avisó de que en el caso de que llegara a derogarse "nos iríamos a casa". No habrá punto de encuentro en ese terreno. Si para CiU la inmersión es sagrada, para el PP también lo es un modelo bilingüe y en el acatamiento de las sentencias. Pero difícilmente llegará la sangre al río. La brecha, eso sí, se vio en el Ayuntamiento de Badalona, donde el PP se quedó solo al votar contra la inmersión. La moción en defensa de un sistema que goza de un apoyo abrumador de la mayor parte de la sociedad prosperó gracias a CiU, PSC e ICV-EUiA. Ferran Falcó, presidente del grupo municipal de CiU en Badalona, avisó al alcalde de que si su postura se traduce en algún momento en "acciones concretas" a favor de introducir el castellano como lengua vehicular, "tendrá consecuencias". Durante la Diada, Falcó ya aseguró que el envío de cartas a los padres de los alumnos "intentando explicarles cosas que no son ciertas" sería traspasar una línea roja que implicaría que a Albiol "le quedarían, al menos por lo que se refiere a nuestra voluntad, pocas horas en el cargo", informa Fermín Robles.

La oposición cargó las pilas con los malabarismos de CiU. La ministra de Defensa y candidata del PSC, Carme Chacón, deploró que CiU hablara en la Diada de independencia y pactara horas después con el PP. "CiU hace teatro", dijo. Iniciativa y ERC le reprocharon que haya puesto al PP en un lugar "relevante" de la política catalana, informa Ivanna Vallespí. Joan Ridao, de ERC, lamentó que el presidente Mas "calentara la parroquia" para transitar luego con "el PP, el partido más excéntrico" de la política catalana. "La hipocresía de CiU parece no tener límites", afirmó la ecosocialista Laia Ortiz.

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