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El Clínico investiga la muerte de una mujer tras horas de espera en urgencias

La anciana, de 84 años, ingresó con fiebre y pasó una noche en un pasillo

"No sé si una mejor atención hubiese evitado su muerte, pero la habría hecho más digna". Rosana Cuenca lleva a cuestas esa incertidumbre desde que su madre falleció, el pasado día 8 de julio, en el servicio de urgencias del hospital Clínico de Barcelona. La duda y la dignidad herida la han llevado a denunciar lo que ella considera que es desatención: su progenitora, asegura, tuvo que esperar más de 10 horas agonizante en los pasillos de urgencias antes de ser atendida. Sin suero, sin manta y sin cambio de pañales, explica Cuenca, su madre, semiinconsciente, sólo recibió ayuda a la mañana siguiente de haber ingresado en el centro con fiebre y una bajada de tensión. Narra que murió al cabo de un día, cuando aún estaba en urgencias. La hija denunció estos hechos el pasado martes en el Clínico, que ha abierto una investigación. Cuenca también puso al corriente a la Asociación el Defensor del Paciente, que ha solicitado a la fiscalía que investigue el caso.

"Nos abandonaron en un pasillo que es tierra de nadie", se lamenta la hija de la fallecida, A. C. P., que tenía 84 años y padecía la enfermedad de Alzheimer. A ese pasillo fue a parar la anciana tras una primera criba. Había llegado al hospital hacia las diez de la noche del día 6 de julio en una ambulancia, después de haber sufrido un desmayo tras un par de días de fiebre, explica su hija. Era la segunda vez que ingresaba en el hospital.

Cuenca asegura que no recibieron ni una manta para tapar a la enferma. Y eso que, siempre según la versión de la hija, la anciana pasó su penúltima noche de vida en una zona en la que el aire acondicionado rebajaba la temperatura a 18 grados. Tampoco pudieron disponer de pañales ni limpiaron a la paciente, a pesar de que la mujer ingresó aquejada de diarrea. "Se trata de desidia del personal", se lamenta su hija.

Y a esto le añade "incompetencia profesional". Explica que los trabajadores del centro no tomaron ninguna medida inmediata para atajar la bajada de tensión. "No le pusieron suero hasta la mañana siguiente", se queja Cuenca.

Acaba lamentando también "la poca caridad" de los trabajadores del servicio de urgencias. "Alguna enfermera se refirió a los pacientes como 'vegetales'. Uno de esos 'vegetales' era mi madre", se duele la mujer.

Ese ambiente enmarcó la espera asfixiante de Cuenca. "Veía a gente que nos pasaba delante aunque parecía que se encontraban mejor, mientras que mi madre empeoraba", dice. Cuenca sospecha que el mal estado de la mujer podría explicar que otros pacientes con más esperanzas tuviesen preferencia. Sea eso cierto o no, de lo que más se queja Cuenca es de la poca dignidad que revistió el deceso de su madre, que no llegó a salir de urgencias. Tras la noche, con la llegada del turno de mañana, la atendieron y la trasladaron a un box. Allí murió al cabo de 24 horas más de espera.

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El Clínico confirmó que ha recibido la denuncia y que ha abierto una investigación para esclarecer los hechos. Hasta que ésta está lista, la institución no hará declaraciones.

"Se trata de un abandono y de una denegación de asistencia. Los pacientes se han de atender, aunque su estado no permita albergar muchas esperanzas en su curación", apunta en cambio Carmen Flores, la presidenta de la Asociación el Defensor del Paciente, una entidad que no es oficial, tiene sede en Madrid y está especializada en denunciar casos en los que cree apreciar negligencias médicas. En el de la madre de Rosana, Flores aprecia un síntoma de la falta de inversión en personal y en medios que acabó en un fallecimiento "sin un mínimo de dignidad".

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