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Reportaje:

Construcciones fuera de orden

Cambios urbanísticos o indemnizaciones han sido las tretas de Barcelona para legalizar edificios

Blanca Cia

¿Cómo y por qué se sigue construyendo un edificio como la Sagrada Familia sin licencia ni control municipal? ¿Cuándo se ha derribado en Barcelona algún edificio con más pisos o volumetría de la autorizada? A la primera pregunta nadie responde. A la segunda, sí: las cuatro plantas del llamado edificio novísimo del Ayuntamiento hace siete años. La torre se alzó en medio de Ciutat Vella con sus 12 plantas a finales de la década de los sesenta para agrupar dependencias municipales. Ya avanzada la democracia, el Consistorio decidió decapitarla y derribó los últimos cuatro pisos para que no fuera tan disonante con el conjunto de la Barcelona antigua.

Más allá de este caso, responsables del urbanismo municipal no recuerdan derribos de otros edificios singulares de la ciudad. No es frecuente que los tribunales contenciosos declaren irregulares edificios enteros o parte de ellos. Cuando esas sentencias ordenan derribos raramente se ejecutan. De hecho, casi nadie pide la ejecución de esos fallos porque lo que se persigue, de verdad, es una indemnización.

La caja escénica del Liceo sobresale 10 metros, una altura legalizada con el plan especial urbanístico de su reconstrucción
El proyectado Hotel Hillton de la Diagonal se transformó en el Hospital de Barcelona para evitar la demolición
El derribo de seis plantas del Hotel Melià-Sarrià ordenado en 1976 se evitó con el pago de una indemnización

Los derribos sólo se realizan cuando hay peligro o cuando suponen una agresión al medio ambiente. Y tampoco siempre. Algo parecido ocurre cuando se inicia una construcción sin licencia. Los técnicos municipales la pueden parar hasta que se subsanen los problemas y se ajuste a la normativa. No obstante, siempre hay excepciones, como la Sagrada Familia, que avanza con silencio administrativo.

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Tampoco hubo derribos tras la época del desarrollismo. Por ejemplo, en la década de los setenta, cuando una ordenanza de la última etapa del alcalde José María de Porcioles posibilitó edificar torres de altura para destinarlas a hoteles y luego fue declarada ilegal. Éstos son algunos ejemplos de la regularización de edificios singulares declarados judicialmente ilegales o de modificaciones urbanísticas para hacer posibles excepciones.

- Hotel Melià-Sarrià. Nada menos que 60 millones de las antiguas pesetas fue la indemnización que se pagó al Ayuntamiento de Barcelona a cambio de perdonar el derribo de 4.428 metros cuadrados que excedieron en su construcción. El hotel se alzó a principios de los setenta y fue construido por la entonces Empresa Nacional de Turismo (Entursa), dependiente del Instituto Nacional de Industria (INI). Fue llevado a los tribunales y en 1973 la Audiencia de Barcelona ordenó el derribo de la seis últimas plantas. La sentencia fue ratificada dos años después por el Tribunal Supremo. Este derribo nunca se ejecutó por los altos costes que una operación de ese tipo representaba, según la justificación municipal.

- Hotel Hilton de la Diagonal. Hoy Hospital de Barcelona. Fue un caso similar al del Gran Sarrià, pero con final diferente. También se construyó con la ordenanza impugnada de José María de Porcioles. El alcalde franquista, que acariciaba la idea de que Barcelona optara a organizar otra Exposición Universal, decidió conceder más edificabilidad para construir hoteles de lujo. En el caso del Hilton, lo finalmente construido excedía la norma en un 40% y los tribunales ordenaron el derribo de lo sobrante. No se hizo y, tras años de litigios y de parón, también se optó por una indemnización millonaria a la ciudad. En ese caso, además, en 1980 se aprovechó el interés de una entidad hospitalaria para modificar la calificación urbanística de uso hotelero a equipamiento. Así se justificaba su volumetría y altura, y no era necesario derruir.

- Caja escénica del Liceo. No es ilegal, pero resulta excesiva cuando se ve la perspectiva de esa parte de Ciutat Vella desde cierta altura. La caja de color entre marrón oscuro y negro se ve con claridad desde buena parte del Poblesec y desde Montjuïc. (La foto que ilustra esta página está tomada desde una de las plantas superiores del edificio del Ayuntamiento en la plaza de Sant Miquel). Sus aproximadamente 10 metros por encima del alineamiento general no se aprecian desde la propia Rambla y apenas desde las calles de Marquès de Barberà y menos todavía desde la calle de Sant Pau porque se construyó de forma retranqueada en el solar que se liberó en el interior de la manzana que ocupa el teatro del Liceo y que también fue ampliada.

Cuando las administraciones decidieron reconstruir el teatro después del incendio, en el mismo lugar y atendiendo a las necesidades de espacio y operativas, se expropiaron 16 viviendas y 33 comercios. Para realizar el proyecto se aprobó un plan especial en el que, entre otras cosas, se modificó la calificación urbanística de los solares y todo pasó a ser equipamiento. Aquel plan especial justificó la altura de la caja escénica -que guarda cierta semejanza con el cajón de la central nuclear de Vandellòs- porque sin ese espacio y esa altura no podía funcionar, señalan fuentes de Urbanismo.

- Hotel Miramar. Es un caso que todavía está en los tribunales, que tienen que decir la última palabra sobre el sistema de adjudicación y concesión municipal del establecimiento hotelero que empezó a funcionar esta pasada primavera. Con todo, la razón de fondo de las acciones judiciales emprendidas por CiU abundan en el impacto paisajístico que representa para la montaña de Montjuïc la edificación añadida a la antigua fachada del edificio que ocuparon los estudios de TVE y que fue construido con motivo de la Exposición Universal de 1929.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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