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La Diada reivindicativa, en el paro

Las protestas por la crisis se adueñan de los actos del 'Onze de Setembre' - Los políticos se ven obligados a aparcar las proclamas sobre el Estatuto y el referéndum soberanista de Arenys

Miquel Noguer

Por más que llevaran bien aprendido su discurso, a los líderes políticos catalanes les resultó difícil ayer mantenerlo a rajatabla en su ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova. La gravedad de la crisis económica, personificada en decenas de trabajadores en paro que optaron por manifestarse ante el tradicional escenario de las reivindicaciones nacionalistas de la Diada, obligaron a un cambio de registro. Tras semanas enfrascados en el debate sobre la sentencia del Tribunal Constitucional o en la polémica sobre el referéndum soberanista de Arenys de Munt, todos los partidos admitieron a su manera que el principal problema de Cataluña es hoy por hoy la crisis económica.

Y es que por más que los políticos de todo el arco parlamentario estén ya acostumbrados a los abucheos de cada año ante el monumento a Rafael Casanova, el tono, la virulencia y, sobre todo, la naturaleza de los insultos sorprendió a más de uno. Los que esperaron a los políticos ante el monumento de la ronda de Sant Pere de Barcelona no eran los militantes de grupúsculos independentistas minoritarios que suelen esperarles cada año para llamarlos "traidores vendepatrias" o botiflers. Ayer los políticos -y también los representantes de los sindicatos mayoritarios- tuvieron que ver cómo los parados allí concentrados, reunidos en su mayor parte por el sindicato CGT, los llamaban "vagos", "apalancados" y "vividores". Al secretario general de Convergència i Unió, Josep Antoni Duran Lleida, le sorprendió que este año la mayor parte de abucheos fueran "en castellano".

El monumento a Casanova concentra a los despedidos en Nissan y Roca

El presidente del Partit dels Socialistes, Isidre Molas, suscribió las palabras del presidente de la Generalitat, José Montilla, que en su discurso institucional de la Diada pidió centrarse en la crisis económica. "La Diada llega en un momento en que contamos con un magnífico acuerdo de financiación y que abre la expresión de la voluntad de la solidaridad con los que más sufren en tiempos de crisis". Molas pronunció estas palabras mientras, al otro lado de la calle, los trabajadores despedidos de Nissan y Roca elevaban el tono de sus protestas. "Esto nos pasa porque Montilla pasa" o "Menos ERE y más trabajo", proclamaban.

También Esquerra Republicana optó por moderar el discurso independentista en la ofrenda de la mañana. Su presidente, Joan Puigcercós, no dejó pasar la oportunidad de exigir que el Estatuto salga del Tribunal Constitucional sin ningún retoque, pero lo relacionó con la necesidad de que la Generalitat tenga todas las herramientas para afrontar la crisis. El líder de ERC reconoció que Cataluña, como cualquier otro país, tiene en la crisis económica su principal enemigo.

La delegación del tercer socio del tripartito, Iniciativa-Esquerra Unida, también recibió los abucheos de los trabajadores. El líder de ICV, Joan Saura, dijo comprender las protestas de los trabajadores, mientras que el coordinador general de EUiA, Jordi Miralles, cargó directamente contra las "multinacionales" y empresarios que "especulan".

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El mensaje chirrió algo más en Convergència i Unió. Mientras el democristiano Josep Antoni Duran Lleida insistió en que la prioridad número uno es atajar la mala situación de la economía, Artur Mas insistió en sus conocidas advertencias sobre un eventual recorte del Estatuto. También defendió la conveniencia de que mañana pueda celebrarse con normalidad el referéndum soberanista de Arenys de Munt. "No acabo de entender -dijo- que haya tanto miedo a que la gente se exprese. Es una entidad privada quien convoca la consulta. Que se haga, se tome nota y punto final".

La presidenta del Partido Popular de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, también intentó hacer oír su mensaje acerca de la crisis entre los abucheos de "estafadores" y "vividores" proferidos por los sindicalistas.Camacho insistió en que el carácter reivindicativo y soberanista de la Diada no tiene sentido. "No queremos que la Diada se convierta en una jornada reivindicativa; la crisis económica debe ser la prioridad del Gobierno".

Los líderes de UGT y CC OO en Cataluña, Josep Maria Álvarez y Joan Carles Gallego, que tampoco se libraron de los abucheos, reprendieron la actitud de la CGT, sindicato al que tildaron de "cobarde" por escoger la Diada para sus protestas cuando han estado "ausentes" en negociaciones laborales.

Fueron tantos los pitidos que algunos dirigentes pidieron que se modifique la agenda de actos de la Diada para evitar este tipo de protestas. Josep Lluís Carod Rovira dijo sentir "vergüenza" por los silbidos que escuchó mientras sonaba el himno de Els segadors. También el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, dijo estar dispuesto a abordar un cambio de formato. En cambio, su correligionario, Artur Mas, dijo que recibir abucheos forma parte de la vida del político. "A veces nos aplauden y a veces nos abuchean", señaló. Joan Puigcercós también mostró comprensión hacia los trabajadores que protestaban y rechazó introducir cambios en la ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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