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Fieles de 11 países asisten a la beatificación de Anna Maria Janer

La ceremonia se ha celebrado en una carpa en La Seu d'Urgell

Más de 4.500 personas procedentes de 11 países asistieron ayer en La Seu d'Urgell (Alt Urgell) a la beatificación de Anna Maria Janer Anglarill, fundadora de la congregación de las Hermanas de la Sagrada Família d'Urgell, dedicada principalmente a la educación cristiana de niños y jóvenes y a la asistencia de enfermos, pobres y ancianos. Janer ha sido la primera mujer beatificada en Cataluña desde el siglo XII.

El prefecto de la congregación para las causas de los santos, Angelo Amato, presidió el acto de beatificación en nombre del Papa Benedicto XVI. Amato destacó en la homilía que Janer es "hija del pueblo catalán con las virtudes de esta tierra" y definió a la religiosa como "una catalana ilustre por sus virtudes y por su apostolado de la caridad" y como "una hija ejemplar de la Iglesia, un modelo glorioso, no solo para ser contemplado, sino también para ser imitado". El oficiante añadió que la nueva beata es "una brújula viviente orientada hacia Dios".

El acto central de la beatificación se celebró en una carpa de 4.000 metros cuadrados montada para la ocasión. La catedral de La Seu d'Urgell no habría podido albergar a los centenares de peregrinos llegados de todos los países donde está presente la congregación (España, Andorra, Italia, Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia, México, Perú y Guinea Ecuatorial).

En la ceremonia participaron la totalidad de los obispos catalanes, 120 sacerdotes y más de 150 hermanas de la Congregación. La representación institucional estuvo encabezada por la presidenta del Parlamento catalán, Núria de Gispert, y la vicepresidenta del Consejo General de Andorra, Mònica Bonell.

Janer nació el 18 de diciembre de 1800 en Cervera (diócesis de Solsona) y murió en 1885 en Talarn (diócesis de Urgell). Sus restos descansan en la capilla de la Residencia Sagrada Familia de La Seu d'Urgell desde 1961.

El papa Benedicto XVI aprobó en diciembre del pasado año el decreto de virtudes heroicas de esta religiosa, a la que la Iglesia atribuye el milagro de la curación de Ana Padrós, una mujer de Barcelona que estaba postrada en una silla de ruedas a causa de una enfermedad degenerativa irreversible. El milagro se produjo después de que la enferma rezara a la monja ahora beatificada y recobrara su capacidad de caminar. La congregación ya ha iniciado los trámites para conseguir su canonización, aunque para hacerla santa será necesario que se le reconozca un nuevo milagro. La hermana Maria Rosa Carrera, una de las religiosas que impulsó la causa de beatificación, y el doctor Antoni Vives, el médico que certificó el milagro, entregaron a las autoridades religiosas las reliquias de la beata. La acción de esta mujer avanzada a su tiempo permitió ayudar a enfermos necesitados, gracias a la fundación del Santo Hospital de La Seu, su primera obra en la diócesis de Urgell, y también a los más jóvenes, con proyectos educativos que supusieron el acceso a la cultura de muchas mujeres del ámbito rural.

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