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Lluïsa Cunillé se asoma a la transición en 'El bordell'

Un militar, un banquero, un político travestido, la madame de un prostíbulo y el mejor y más antiguo cliente del lupanar, un elegante caballero que se autodenomina el rey de España. Ésta es la fauna de desencantados que convive en El bordell, la nueva obra de la dramaturga catalana Lluïsa Cunillé, que se representará del 5 al 30 de noviembre en el Teatre Lliure bajo la dirección de Xavier Albertí. Escrita en clave de tragicomedia, la pieza ofrece una mirada llena de metáforas a la transición española y se desarrolla la noche del 25 aniversario de la intentona golpista del 23-F.

"Brindo por este burdel, situado dentro de un burdel mayor que se llama España". Con esta frase, uno de los personajes festeja el cuarto de siglo de la sociedad formada por los dueños del prostíbulo. Y es que, 25 años atrás, los cuatro caballeros de la obra se encontraron en el local, el último edificio antes de la frontera con Francia. El dinero que el banquero pretendía sacar del país les sirvió para comprar el negocio y convertirse en socios de su destino, sin que las diferencias ideológicas fueran un obstáculo para la alianza. Una clara alusión a lo que Albertí llama "las profundas connivencias del poder: a la hora de los negocios, tanto dan las tendencias de cada uno". El único que no entró en la sociedad fue el rey. Como representante de todos los españoles decidió que debía ser imparcial y se abstuvo de participar. Prefirió quedarse como cliente, reservándose el derecho de contratar los servicios de todas las chicas a la vez.

La tragicomedia se desarrolla la noche del 25 aniversario de la intentona golpista

"El bordell no quiere ser una obra de ensayo sobre la memoria histórica. Pero en ella aparecen fantasmas producidos por la imaginación teatral que dan argumentos muy potentes para repasar la España de la transición", apunta Albertí, uno de los mejores conocedores del universo dramático de Cunillé, responsable de la selección de obras y del prólogo del libro Deu peces, una antología de textos de la dramaturga recién publicado por Edicions 62. En la pieza, continúa el director, "cada personaje habla del fracaso de su propia vida a lo largo de 25 años. Son seres destruidos por su propia memoria, que conocen los peligros del poder". Y añade: "Todos tienden a actos heroicos que nunca culminan, porque nuestra transición fue la que fue". A la pléyade de veteranos se une la hija del político y el novio adolescente de ésta. Un accidente les ha dejado amnésicos, metáfora evidente del olvido sobre la historia reciente que se ha proyectado sobre la juventud. "Es una tragicomedia política, con un contenido ideológico profundo", dice Albertí. Pero es también un sólido ejercicio de construcción de personajes; para darles profundidad y barroquismo, Cunillé tomó a Shakespeare como modelo y, entre otros, se inspiró en el rey Lear y su bufón, Cordelia, Coriolá y Ofelia. En escena les dan vida los actores Chantal Aimée, Mercè Arànega, Jordi Banacolocha, Jordi Dauder, Rubèn de Eguia, Enric Majó y Jordi Serrat, que a decir de Albertí han debido apurarse al máximo para sacar adelante "una partitura escénica de enorme dificultad".

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