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El Maldà vuelve a sus orígenes

La sala se olvida de Bollywood y recupera el cine de reestreno

El cine Maldà vuelve a las andadas. Escondido en las galerías comerciales homónimas, en la calle del Pi, esta sala con 206 butacas ha renacido hace un mes recuperando sus orígenes. Atrás queda la intentona de programar películas de Bollywood o potenciar el cine de élite. Lo que funciona en el Maldà desde 1954, cuando abrió sus puertas como cine familiar y de sesión doble, son los reestrenos. "Nadie apuesta por el cine de repertorio, nosotros vamos a la contra y por eso nos va bien", afirman sus actuales encargados, Xavier Escrivà y Rafael Dalmau, que se han propuesto "hacer un reset y recuperar el Maldà de siempre".

Xavier Escrivà empezó a trabajar en el Maldà como operador a finales de los ochenta, cuando la empresa Cercle A llevaba las riendas del negocio. El cine aguantó unos años, pero en 2003 el Ayuntamiento ordenó el cierre de la sala porque no reunía las condiciones de seguridad necesarias. Los trabajadores del cine no podían asumir la reforma y en 2005 apareció Shankar Kishnani, un inmigrante indio con dinero y una idea en la cabeza: programar películas de Bollywood. El experimento fue un desastre. "Shankar no conocía el sector", recuerda Escrivà, "no tenía ni idea de Bollywood, compraba malas películas y, encima, venía muy poca gente".

A mediados de 2007 Kishnani dio otro golpe de timón a la sala y apostó por una programación elitista. "Eran cintas muy buenas, pero anticomerciales", apunta Dalmau. El proyecto murió a los nueve meses y consiguió menos espectadores que el cine indio. El fracaso caló en Kishnani y las relaciones con sus trabajadores empeoraron. Finalmente, la familia Vilallonga -propietaria del edificio- llegó a un acuerdo con el empresario indio para quedarse con el cine.

Ahora, Escrivà lleva la sala con Rafael Dalmau y Víctor Sastre, los tres "cinéfilos militantes" que han recuperado la antigua filosofía del cine. Ofrecen cuatro películas por el precio de una. Con una entrada que oscila entre 7,30 y 7,50 euros, dependiendo del día, se puede ver el filme de la sesión de las cuatro de la tarde y, por ejemplo, volver al cine para ver la película de las diez. El Maldà recupera cintas que abandonaron las grandes salas cuando todavía eran un éxito en taquilla y da una segunda oportunidad a las que sólo permanecieron 15 días en cartel. Ahora el cine programa The road, Número 9, En tierra hostil y El imaginario del doctor Parnassus. Todas en versión original subtitulada, porque el Maldà, subraya Dalmau, "es un cine de reestreno y de cultura".

La cabina del Maldà con el proyector Ossa Victoria que se usa desde la inauguración de la sala en 1945.
La cabina del Maldà con el proyector Ossa Victoria que se usa desde la inauguración de la sala en 1945.MARCEL·LÍ SÀEN Z
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