_
_
_
_
_
Reportaje:

Multa por adecentar la persiana

Barcelona sanciona a una tienda centenaria por decorar su puerta con un grafito para 'blindarla' ante pintadas

Clara Blanchar

Es de esas cosas que pasan en Barcelona y que, aun siendo estrictamente legales, sorprenden. La protagonista es Maria del Carmen Vidal, propietaria del centenario comercio Curtidos Pinós de la calle del Hospital, en el Raval. Harta de encontrar pintarrajeada la persiana de su tienda, contacta con un grafitero y acuerdan que le decore la persiana. Ella lo llevaba en la cabeza hacía tiempo y cuando el chico le dijo que no tenía dinero para Navidad se juntaron el hambre con las ganas de comer.

Quedaron un sábado y cuando él apenas había limpiado la persiana y pintado el fondo de lo que sería el dibujo, aparece la Guardia Urbana. Se llevan al chico -no llevaba el DNI encima-, los botes de pintura y vuelven con multa para Vidal de 375 euros. ¿Motivo? "Dibujar un grafito o pintar cualquier bien privado instalado de manera visible o permanente en la vía pública sin autorización expresa del Ayuntamiento". Lo dice la sanción, un papel amarillo de más de un palmo de largo. Infracción del artículo 21.1/CONUV. La ordenanza del Instituto Municipal del Paisaje Urbano considera las persianas parte de la fachada, "que es espacio público" explica un portavoz del ayuntamiento.

"No entiendo qué les costaba decírnoslo. Habríamos guardado los botes, habría pedido el permiso, me habría esperado a tenerlo y todo arreglado", lamenta Vidal. "Me siento insultada. El Ayuntamiento se equivoca porque este barrio tiene otras prioridades". Es objetivo que Ciutat Vella tiene otras prioridades. "Igual prefieren que el chico robe carteras. Es que no lo entiendo", insiste: "Permiten otras ilegalidades, en este barrio estamos rodeados de infracciones, y cuando intentas adecentar tu fachada te multan". Su idea era una ilustración con las bobinas de cordón de mil colores que llenan las paredes de una tienda como quedan pocas: interminable mostrador de madera, cajones en un mueble a medida, caja registradora del año de la polca...

Vidal ha pagado la multa y se encuentra ahora con que para acabar el grafito necesita la autorización, un permiso de obras menores que el Ayuntamiento le deniega. "Su expediente está bloqueado", asegura que le dicen en la oficina de atención al ciudadano. "Ellos mismos no lo entienden, me dicen que la multa que me pusieron es de las más altas de Barcelona posa't Guapa".

Vidal se emocionaba ayer por la tarde en su tienda al mostrar la ilustración, sobre tela, que le acababa de regalar el chaval. Un hombre que salta a la cuerda. Una metáfora "de cómo la cuerda a veces te toca y a veces pasa de largo". Es un dibujo pintado en colores como los de los tarros de betún que desde hace más de 100 años le compran los limpiabotas del barrio.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_