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Nissan se da tres meses para negociar el excedente de plantilla

La empresa cambia el ERE por una suspensión temporal para 3.500 personas

Tregua en Nissan. La dirección de la empresa y los sindicatos se dieron ayer tres meses más para seguir negociando el futuro de la planta de la Zona Franca de Barcelona. Ambas partes acordaron abrir, después de Reyes, una mesa de diálogo para hablar del proyecto industrial de la fábrica y de las necesidades futuras de plantilla.

A cambio, el fabricante japonés retirará el próximo martes el expediente de regulación de empleo (ERE) para prescindir de 1.680 trabajadores y presentará otro de suspensión temporal que afectará de forma rotatoria a 3.500 trabajadores hasta el 31 de marzo durante un máximo de 75 días. La empresa se compromete, además, a completar las prestaciones por desempleo que reciban los trabajadores afectados hasta el 90% de sus sueldos. La prestación alcanza el 70%. En este compás de tiempo, los trabajadores se comprometen a mantener la paz social, ningún acto de protesta más.

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"Lo más importante del acuerdo es que las partes se han emplazado a negociar cómo afrontar de forma negociada los problemas que tiene Nissan. Estoy convencida de que se podrán alcanzar soluciones a corto y medio plazo, porque las dos partes han renunciado a sus posiciones iniciales", declaró ayer la consejera de Trabajo, Mar Serna, tras la reunión.

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El acuerdo se alcanzó a primera hora de la tarde, tras cuatro horas de negociación en la sede del Departamento de Trabajo, con la mediación del director general de Relaciones Laborales, Salvador Álvarez. En el momento de la rúbrica, se añadieron la consejera y el máximo ejecutivo de Nissan en España, Fumiaki Matsumoto.

Pero a pesar de los buenos propósitos, tanto Nissan como los sindicatos se mantienen en sus trece, especialmente la empresa, por lo que fuentes conocedoras del proceso interpretan el pacto como un aplazamiento del problema.

"Las cosas no han cambiado. No es un problema coyuntural, sólo de caída de ventas, sino estructural. Tenemos un excedente de 1.680 trabajadores. Esperamos que en estos tres meses seamos capaces de explicarnos mejor y de pactar el excedente", declaró ayer el portavoz de Nissan, Alfredo Castaño.

La multinacional japonesa reconoce que no se ha sabido explicar, que ha fallado en las formas, pero no en el fondo: "Necesitamos que trabajadores dejen la compañía", reiteró Castaño. De momento, ya lo han hecho 200 personas, las que se han apuntado al plan de bajas incentivadas abierto por la empresa hasta el 31 de diciembre.

Los sindicatos no comparten esa tesis. "El volumen de trabajadores debe mantenerse más o menos como hoy", en casi 4.100 trabajadores, declaró ayer el responsable de CC OO en Nissan, Javier Pacheco, que actuó como portavoz también de la UGT y de Sigen-USOC. Los representantes de los trabajadores esperan que las ayudas que pueda recibir Nissan de parte del Gobierno central "estén vinculadas a un proyecto industrial de futuro" y que la visita oficial a Japón que inicia mañana el presidente de la Generalitat, José Montilla, "sirva para concretar proyectos de Nissan para Cataluña".

Eso es lo que debería arrancar la Generalitat de la entrevista que mantendrá el martes con varios responsables de Nissan en Tokio. Montilla pierde un as tras el acuerdo de ayer, pero se presenta con otro: el fin de la conflictividad, que tanto asusta a las multinacionales japonesas. Quizá así consiga amarrar algún modelo nuevo, pero fuentes de Nissan insisten en que no se sabrá nada hasta 2010, y que la condición para entrar en el bombo es que la fábrica de Barcelona sea competitiva.

"La Nissan está en lucha"

Los trabajadores de Nissan no asaltarán la sede del Ministerio de Industria el próximo 10 de diciembre. Los sindicatos desconvocaron ayer la manifestación madrileña, así como cualquier otra movilización durante los tres meses de negociaciones con la empresa.

La plantilla de Nissan en Barcelona ha mantenido una actitud muy combativa desde que la multinacional japonesa anunció su intención de despedir a 1.680 trabajadores, hace casi dos meses. Los actos de protesta se han sucedido casi a diario, con concentraciones en la fábrica, cortes de tráfico en la Ronda Litoral y manifestaciones multitudinarias por el centro de Barcelona al grito de "la Nissan está en lucha". A mediados de noviembre, los trabajadores radicalizaron las protestas, al lanzar huevos, piedras y vallas protectoras contra las oficinas de la multinacional, justo el día antes de presentarse en el Parlament, aprovechando la sesión de control al Gobierno catalán.

Unos días antes, el presidente de la Generalitat, José Montilla, había pedido a los sindicatos que no asustaran a las multinacionales y que fueran más flexibles que para las empresas sigan invirtiendo en Cataluña. El calendario de movilizaciones ha sido una de las claves para que la Generalitat haya intensificado los contactos para lograr un acuerdo como el de ayer.

Ayudas sólo para ERE temporales

La marcha atrás de Nissan, que se ha comprometido a retirar el expediente de regulación de empleo (ERE) para despedir, en dos fases, a 1.680 trabajadores, y ha optado por una suspensión de contratos para 3.500 personas durante un máximo de 75 días hasta el 31 de marzo, llega después de que el ministro de Industria, Miguel Sebastián, instara a la multinacional a "revertir" el ERE en temporal y advirtiera de que el Gobierno no concederá ayudas a los fabricantes de automóviles que apliquen expedientes de extinción de contratos.

Prácticamente todas las plantas de coches de España han presentado medidas de carácter temporal para capear la caída de las matriculaciones; sólo Nissan había planteado rescisiones de contratos.

"Las ayudas del Gobierno anunciadas no han influido en el acuerdo de hoy", aseveró el portavoz de Nissan en España, Alfredo Castaño. Pero sobre Nissan pesan los 43 millones de euros de subvenciones que ha recibido de las administraciones, especialmente del Ministerio de Industria, en los cuatro últimos años. Entre las más recientes, publicadas el pasado mes de marzo, una de casi dos millones de euros destinada a la furgoneta que se fabricará en la futura planta de Tánger (Marruecos), pero que hasta que no esté operativa, se producirá en Japón.

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