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AL CIERRE
Columna
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Noticias sobre la coherencia contradictoria

En plena tormenta de un Estatuto que ha recorrido con mal pie una azarosa historia pese a la buena voluntad del intento, un joven historiador catalán, Xavier Casals, especialista en movimientos de extrema derecha, dedica un libro serio y concienzudo (El oasis catalán, Edhasa) a estudiar el enredo de nuestro presente. Que un experto en extrema derecha analice la política de aquí mismo es un dato novedoso, que aporta luz sobre esa situación catalana que podemos describir como de coherencia de la contradicción permanente. Me entienden, ¿no es cierto? La realidad cotidiana.

El historiador comenzó a interesarse por esa coherencia contradictoria tan catalana en torno a 2003, cuando observó cierta deriva del catalanismo hacia la extrema derecha -véase el caso de Vic y su Plataforma per Catalunya- y aparecieron nuevos actores políticos que hoy, en plena precampaña electoral autonómica, retan al vigente sistema de pentapartito con una curiosa atomización. Casals se mojó a base de bien en la presentación de su libro al diagnosticar "la crisis del sistema político catalán como fruto de un doble fracaso: la desafección de Cataluña hacia Madrid y la desafección de tantos ciudadanos hacia la clase política". Esas dinámicas de desencanto vienen a escenificar, según Casals, una situación de "secesión ligera" al modo y manera que sucede en Italia con La Liga Norte.

Las dinámicas de desencanto llevan a una situación de "secesión ligera"

El aumento del voto en blanco, las políticas de protesta, las plataformas vecinales, los referendos populares, la mala imagen de los partidos y los liderazgos populistas -ahí están Joan Laporta, Josep Anglada y Montserrat Nebrera, ejemplos de este clima- configuran una realidad con un nuevo eje: "la política de la antipolítica". En esta situación lo que verdaderamente importa como valor político es la identidad y la protesta: una ecuación explosiva -eso enseña la historia- si tenemos en cuenta la crisis económica multiforme que nos abraza. La buena noticia es que hay catalanes, como Casals, que nos explican con valentía, sin tapujos y con rigor solvente en qué condiciones acabaremos votando. Sólo ese conocimiento nos permitirá ejercer con honestidad nuestra responsabilidad de electores.

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