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Análisis:ELECCIONES 2011
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Parábolas de consejero

Francesc Valls

Mohamed es un nombre que hace fortuna últimamente en Cataluña. Inició su salto a la fama de la mano del consejero de Empresa y Empleo, Francesc Xavier Mena. En sede parlamentaria, el responsable de la cartera de Trabajo ilustró el pasado mes de septiembre como se zafaban del control sobre la renta mínima de inserción algunos beneficiarios, entre ellos el vividor Mohamed. Se trataría, de acuerdo con la historia relatada por el consejero, de un magrebí que venía a Cataluña únicamente para cobrar esa prestación. Luego volvía a sus montañas del Rif para gastárselo con sus amigos y reírse de los catalanes, en un claro riesgo de incremento del efecto llamada. La parábola, remedo de Pàgines viscudes, sirvió para que el consejero ilustrara el cambio por sorpresa que efectuó en pleno mes de agosto en el sistema de pago de los 426 euros del citado subsidio, que pasó de percibirse por ingreso bancario a cheque nominativo. Más de 6.000 de los 31.000 receptores se quedaron sin cobrar. Dos meses después de que la historia de Mohamed trascendiese, quedan todavía 2.900 expedientes por verificar y se desconoce a cuánto asciende el fraude de la renta mínima de inserción, que en ningún caso supera los 2.900 casos que quedan por investigar (el 9,3% del total). Algún comentarista, utilizando datos cuya paternidad se desconoce o bajo los efectos de la parábola de Mena, eleva hasta el 25% ese agujero negro del fraude. El departamento sigue aferrado a la historia de Mohamed y en silencio. Ni un dato. El único corolario de este asunto ha sido el endurecimiento de las normas para cobrar la renta mínima de inserción, que ha supuesto un recorte de 53 millones, un cifra que se verá superada por los costes sociales que comporta la medida, advierten desde el tercer sector.

El consejero Mena, tras el recorte de agosto, aún debe aclarar a cuánto asciende el fraude de la renta de inserción

Con todo, Mohamed ha pasado a formar parte del cuadro de honor de las leyendas urbanas. Y es que el grado de calvinismo y mortificación que estamos dispuestos a ejercer es más agradecido si se practica en la piel de los más débiles. Ya se sabe que los paquidermos tienen una epidermis poco tratable. Quizá por eso, ninguno de los grandes partidos catalanes o españoles -no importa la procedencia- hace bandera en esta campaña de la lucha contra fraude fiscal. De este si hay algunos datos: en España está el 10% por encima de la media europea: llega, aseguran, al 23% del PIB. Únicamente en el caso de las grandes fortunas patrias se estima que asciende a unos 40.000 millones de euros anuales.

Cristina Delgado y Mercè Pérez explican hoy en estas páginas la historia de Abdelaziz El Amri, un marroquí de 35 años que se ha quedado sin empleo, como el 40% de los trabajadores extracomunitarios que residen en Cataluña, según la última Encuesta de Población Activa. Hasta 218.000 extracomunitarios están en paro y sin ningún ingreso, al igual que 490.000 ciudadanos españoles residentes en Cataluña.

En la vida real es difícil encontrar un Mohamed como el de la parábola del consejero Mena. Está más que verde cobrar algún tipo de subsidio. Las organizaciones del tercer sector han advertido sobre el coste social del tijeretazo. Los recortes no lo justifican todo si lo que está en peligro es la cohesión social. Pero en campaña todo vale. Incluso atizar la competencia entre los Mohameds y los Jordis, tal como ha hecho Josep Antoni Duran Lleida a modo de calentamiento de la campaña.

Entre los que se han quedado sin trabajo, según la EPA, se desconoce cuál es la proporción de Jordis y Mohameds. Las perspectivas de crecimiento y de creación de empleo son tan limitadas que, sin riesgo de caer en el herético sincretismo, se puede asegurar que tanto Jordi como Mohamed lo tienen negro. Pero, de momento, buscar diferencias teológicas entre la cruz y la media luna y enconar unos sectores sociales con otros da rédito político. Sobre todo en campaña.

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