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Reportaje:

Pisos prefabricados, amontonables y baratos

Un empresa de Manresa proyecta construir pisos de hormigón por módulos, indicados para jóvenes y personas mayores

Lluís Pellicer

Construir pisos en una fábrica y luego llevarlos al solar en camiones. Es el proyecto de la empresa manresana Constructora Aro, que pretende producir viviendas como si se tratara de coches. El sistema se basa en crear módulos para irlos amontonando y levantar edificios de hasta seis alturas. El precio de coste, cercano a los 900 euros por metro cuadrado, permite que encaje en futuros planes para promover vivienda protegida, sobre todo en alquiler y destinada a jóvenes y personas mayores. La secretaria de Vivienda, Carme Trilla, aseguró apoyar la iniciativa durante la presentación del proyecto y propuso a la empresa que se presente en la próxima convocatoria del Instituto Catalán del Suelo, que sacará a concurso dos solares.

El sistema de producción de estos particulares pisos, explican los responsables de la empresa, es bastante más parecido a la fabricación de coches que a la construcción tradicional. Se trata de ir montando los módulos, que van de 40 a 120 metros cuadrados, en cadena. Gráficamente, primero se hace la caja y luego se le van incorporando los complementos: el baño, la cocina, el comedor. A continuación se cargan en camiones y se trasladan hasta el solar donde se ubicarán. Se van amontonando, se realizan las conexiones necesarias y se mantienen precintados hasta que entran a vivir sus ocupantes.

"Cada módulo es de hormigón armado de alta resistencia, pero ligero y muy confortable", explica el presidente de la constructora, Josep Tragant, quien opina que permite incrementar la competitividad en la construcción. "Convertimos horas de hombre a horas de máquina, puesto que tenemos las matrices ya hechas", asegura. La empresa estima que este sistema permite que la construcción de un bloque de viviendas se realice en unos cuatro meses, el 60% menos que en otras edificaciones.

Puesto que cada piso prefabricado es independiente, el sistema permite que al cabo de 15 o 20 años puedan trasladarse a otra parte. Ello es interesante, por ejemplo, en el caso de que un particular o un organismo público ceda un solar durante un tiempo determinado. A pesar de que la idea inicial era sobre todo la de crear pisos de forma industrial, el coste y el tiempo de producción facilitan que estos pisos sean sobre todo atractivos para vivienda pública en alquiler para jóvenes y mayores. Las rentas, calcula la empresa, podrían ajustarse a los 200 euros mensuales.

Tragant ha presentado este sistema a varios ayuntamientos, a la Generalitat, a los gobiernos de Aragón y Madrid, y al Ministerio de Vivienda. Pese a que afirma haber hallado "muy buena acogida", de momento sólo está a punto de cerrar un contrato para construir pisos para una residencia de estudiantes en Manresa. "El proyecto no será posible si el número de módulos es bajo. El éxito dependerá de la cantidad", sostiene Tragant. Cuantos más pisos, más baratos serán.

Trilla asegura que la idea "encaja mejor" en el mercado protegido que en el libre, y opina que es especialmente adecuada para levantar pisos de 40 metros cuadrados para los segmentos de población más desfavorecidos. Trilla también sugiere a la constructora que mejore aspectos como la adaptación para discapacitados.

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"Si no lo impulsamos más, es porque tenemos el problema del suelo", asegura Trilla, que apunta que el Pacto Nacional para la Vivienda permitirá acelerar el proceso de movilización de terrenos. "Todo lo que sea acortar plazos nos resulta esencial", remacha.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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