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Reportaje:

Poblenou, el experimento ciudadano

La antigua Manchester catalana se ha convertido en el primer laboratorio catalán de proyectos urbanos

Poblenou es desde hace 20 años el primer laboratorio urbano de Cataluña. El proceso de transformación de este barrio -mitad industrial, mitad residencial- más conocido como la Manchester catalana, es fruto del impulso de la Administración que ha conseguido arrastrar en la incitativa al sector privado. Su regeneración está siendo posible gracias a dos proyectos, que se solapan en el tiempo; Villa Olímpica en 1992 y ahora el 22@.

Si el calendario de reformas se hace realidad, Poblenou tendrá dentro de 10 años 100.000 habitantes. Habrá duplicado con creces el censo que tenía en 1990 cuando la cuota de población descendió al nivel más bajo del último cuarto de siglo. Sólo entre 1970 y 1991 el barrio perdió algo más de 15.000 personas, el 25% de sus habitantes. Eran las consecuencias directas de la degradación de su industria. Entre 1963 y 1990 desaparecieron no menos de 1.300 empresas.

Dentro de diez años la población del barrio habrá llegado a 100.000 habitantes

"Poblenou es el barrio que más transformaciones ha sufrido en Barcelona, en los últimos 50 años", asegura Francesc Narváez, 59 años, concejal socialista por el distrito de Sant Martí, donde se encuentra Poblenou.

Narváez plantea un proceso de transformaciones sin fisuras; recuperación de 200 hectáreas de suelo industrial, donde se han empezado a levantar 4.000 nuevas viviendas -el 25% de alquiler- , 114.000 metros cuadrados de zona verde, 145.000 metros cuadrados de equipamientos y 35 kilómetros de calles remozadas. Todas estas novedades deben permitir dar trabajo a 130.000 empleados y triplicar su capacidad industrial. Al final del recorrido Poblenou albergará el 15% de la actividad industrial de Barcelona.

Francesc Narváez opina que todos estos cambios se llevan a término con absoluto respeto del patrimonio arquitectónico industrial del barrio. El pasado mes de noviembre se aprobó un plan de preservación de 134 elementos y conjuntos arquitectónicos. El único punto de fricción es ahora Can Ricart, una industria de mediados del siglo XIX y que constituye una de las fábricas más antiguas de Barcelona. En cualquier caso la política "proteccionista" coloca Poblenou, junto con el barrio de Neve Sedek en Tel Aviv, a la cabeza de las ciudades mediterráneas preocupadas por la preservar la arquitectura industrial.

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El 22@ no es un salto en el vacío. Antes hubo un ensayo general, la Villa Olímpica. Aunque aquella realización fue modesta, solo 12 manzanas, si se comparan con las 115 del plan actualmente en ejecución y con los 12.000 habitantes que tendrá la Villa Olímpica, frente a los 88.000 que está previsto que tenga el resto del Poblenou.

"Espero que con el 22@ no se cometan algunos de los errores efectuados en la Villa Olímpica", asegura Jordi Giró, 46 años, administrador de empresas y desde hace dos años presidente de la Asociación de Vecinos de Villa Olímpica.

Giró mantiene que la falta de comercios y escuelas constituyen los dos "puntos negros" del barrio. Pero los fallos, atribuibles a la manera precipitada como se planificó la zona, no han conseguido empañar el éxito de una experiencia humana reconocida internacionalmente: la calidad de vida de este subbarrio la demuestra el elevado índice de natalidad, una media de tres hijos por familia. Pero sobre todo lo demuestra la cohesión de su sociedad, a pesar de que en su comunidad hay un 18% de extranjeros.

La Asociación de Vecinos de Poblenou es mucho más crítica y contundente. Manuel Andreu, 62 años, prejubilado, afirma que la manera como se está ejecutando el 22@ incumple algunos de los acuerdos pactados de antemano entre la Administración y las organizaciones cívicas. Entre estos incumplimientos destaca el relativo a los equipamientos; por ahora sólo se ha hecho entre el 30 y el 35% de los previstos. Lamenta también el retraso del plan de construcción de viviendas. Opina que estas demoras son la prueba de que las empresas inmobiliarias están más preocupadas por la construcción de edificios para negocios u hoteles.

"Estamos de acuerdo con la filosofía del 22@ pero no estamos de acuerdo con la manera que se está llevando a término. Pero además en Poblenou se hubiera tenido que actuar de una manera global, incluyendo en el proceso de regeneración urbanística el casco antiguo del barrio, que ha quedado marginado", insiste el líder vecinal.

La Asociación de Vecinos de Poblenou considera, sin embargo, que hay otros problemas mucho más alarmantes que los puramente urbanísticos; los generados por la convivencia. Por ejemplo el 50% del alumnado de la escuela de enseñanza privada Lope de Vega son extranjeros. La actitud reticente de la Administración para abordar el tema amenaza con convertir esta escuela en un gueto.

Otro punto de alarma lo constituyen los tres asentamientos de nómadas, constituidos por 180 familias de galaicos-portugueses, de las que sólo un tercio estarían dispuestos a su integración. Estos inmigrantes están acampados desde hace meses en tres solares del barrio, muy cerca de donde un grupo de una treintena de senegaleses, sin papeles, se esconden por la noche para convertirse durante el día en agentes comerciales del "top manta"./ CARMEN SECANELLA

El Ateneu Colón, las heridas del 22@

"Las mismas excavadoras que están remozando el barrio y que han abierto en un tiempo récord los accesos de Poble Nou han dejado heridas en el tejido social", se lamenta Joan Llorda, jubilado de 66 años y presidente del Ateneu Colón.

La piqueta del 22@ se llevó por delante la sede de esta asociación justo cuando acababa de cumplir 115 años. El edificio bloqueaba la apertura de la calle de Llacuna, una de las nuevas vías de acceso del barrio con Barcelona.

El Ateneu Colón -club de ajedrez y baile cuatro días a la semana para la tercera edad- sobrevive en el exilio. Ha abierto una sede provisional en unos bajos de la calle de LLull por los que paga cada mes 3.606 euros. Los fondos con los que paga este astronómico alquiler se nutren de una indemnización de 198.333 euros conseguida en la batalla judicial por el derribo de su antigua sede.

El legado de la antigua sede del Ateneu Colón incluye una inmensa lápida de mármol de 800 kilos en la que se recuerda con términos exaltados, propios del fascismo, que el viejo ateneo destruido albergó en diciembre de 1936 el tribunal que condenó a muerte al obispo Manuel Irurita.

Paradójicamente, el 22@ ha supuesto un acicate para el Casino de l'Aliança: 138 años, 6.000 metros cuadrados, 510 socios y un presupuesto anual de 120.000 euros. La junta directiva presidida por Jaume Fontcuberta, de 67 años, se bate por la renovación.

"El 22@ nos ha hecho despertar", asegura el presidente, mientras trata de encontrar la solución a una ecuación complicada: "renovarse sin cambiar".

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