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Análisis:ANÁLISIS | La represión del 15-M
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Quién es el peligro?

Xavier Vidal-Folch

Las excusas enarboladas por el consejero Puig para desmantelar a porrazos la protesta de la plaza de Catalunya son inanes.

No había problemas de higiene, como comprobaron los miles de ciudadanos que pasaron estos días por ahí: el consejero ni siquiera pudo concretarlos. El futurible azar peligroso de la hipotética victoria del Barça es un cuento infantil. Y el riesgo de la presencia de violentos se compadece mal con la práctica de una única, solitaria, detención.

El consejero montó una operación inútil: a las pocas horas los acampados restablecieron su desorden creativo, con todos sus utensilios. Una operación desmesurada, aparentemente de humilde fregona, que se saldó con 121 heridos: ¡121! Ese saldo revela su ineficacia. El caos lo creó su orden de intervenir, no la juventud acampada, albergue mejores o peores argumentos. Un político que crea problemas en vez de resolverlos merita para el Nobel de la Ineficiencia.

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Las imágenes (y los testimonios) que le desmienten le acompañarán de por vida. Si el presidente Mas las ve, lamentará que haya ridiculizado a la Generalitat, desprestigiado al cuerpo de Mossos e indignado a todos los que aún no estaban indignados.

El consejero exhibe un inquietante cóctel de valores: el nacionalismo radical, la exaltación de la violencia administrativa (traducida como "contundencia"), el orden como bien supremo y la minusvaloración de los derechos democráticos; por suerte, no defiende el monopartidismo ni la economía dirigida. Pero ni siquiera se discute eso, sino su torpeza y peligrosidad social.

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