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Reportaje:

Repartir a los inmigrantes y crear plazas de guardería

La escuela concertada da la espalda a los estudiantes extranjeros, ya que el 87% va a centros públicos

La educación es capital humano, ha escrito el economista norteamericano y premio Nobel en 1993, Gary Becker. Este Nobel ve la educación como una base para el progreso y un input para que la sociedad prospere, como la tecnología, la energía o la ciencia.

El interés por una buena educación se ha situado entre las prioridades de doctos expertos, de organismos internacionales y de empresas. Ya era prioritaria para las familias. Y para los políticos, si no lo era, ahora lo es o lo es más. Hay motivos y datos preocupantes para despertar ese interés. Uno de cada tres jóvenes no logra acabar la educación obligatoria en Cataluña y en el resto de España. Y aunque la tasa ha mejorado casi tres puntos en los últimos años, aún ronda el 29%, según el Ministerio de Educación.

Las deficiencias del sistema educativo en España tienen un alto coste económico. Los alumnos repetidores cuestan 1.000 millones de euros al año, ha dicho el secretario general del ministerio, Alejandro Tiana.

En Cataluña, la tasa de fracaso escolar es similar a la española. Se ha producido, a la vez, un despegue sin precedentes del número de centros educativos públicos no universitarios, en paralelo al boom de la inmigración. Hay 2.777 centros públicos en Cataluña, cuando hace apenas seis años había 2.350, indica el Departamento de Educación de la Generalitat. Y en ese tiempo la población inmigrante ha crecido casi en progresión geométrica. Ya es del 12% del total cuando hace siete años rondaba el 2%. Este aumento ha traído problemas aún por resolver. Uno de los más llamativos afecta especialmente a las ayuntamientos porque acaba dibujando el territorio de pueblos y ciudades donde el grueso de los alumnos inmigrantes va a la red de centros públicos. El 87% de los inmigrantes van a centros públicos cuando éstos sólo acogen al 60% del total de alumnos. También, el transporte escolar. La concentración de inmigrantes en algunas zonas las sitúa próximas al gueto. Eso preocupa a los ayuntamientos. Algunos candidatos proponen medidas para corregir la tendencia a la concentración de escolares inmigrantes en la red pública. Buscan evitar que los centros concertados -pagados con fondos públicos, tanto el personal como la mayor parte de sus gatos de funcionamiento- sigan de espaldas, con meritorias excepciones, al fenómeno de la inmigración. El espejo donde mirarse son ciudades como Vic o Guissona, donde los ayuntamientos han logrado un reparto equitativo del alumnado pactando con los centros. La política de suelo es otra faceta que influye en la educación. Muchos ayuntamientos se han puesto manos a la obra para ceder suelo a la Generalitat y construir escuelas en su término municipal. Los candidatos lo destacan en sus programas.

Un asunto que preocupa a las familias es la falta de guarderías públicas, sobre todo para niños hasta tres años. Un sondeo hecho el año pasado por la Diputación de Barcelona en 133 ayuntamientos señala que la creación de guarderías encabeza las preocupaciones de los municipios. El año pasado la Generalitat acordó un plan con los ayuntamientos para crear 30.000 plazas en cuatro años, pero está empezando a ejecutarse. En Barcelona, el candidato socialista y alcalde, Jordi Hereu, ha prometido duplicar la red de centros públicos municipales. El curso pasado casi 2.782 niños se quedaron sin plaza pública en la ciudad.

Serafí Segura: "En la guardería pública nos dijeron que no habría plazas para todos"

Su hijo tiene nueve meses. Cuando tenía cinco, la pasada Navidad, Serafí y su mujer, Carolina, empezaron a buscar guardería pública en el Eixample izquierdo barcelonés. Pero han acabado llevando a su hijo a una privada. "Localizamos una guardería pública cerca de casa. Nos dijeron que teníamos que hacer una preinscripción y luego una jornada de puertas abiertas, pero que habría un sorteo al no haber plazas para todos", dice este padre.

"En una concertada nos dijeron que podía haber problemas de plazas, aunque hasta la fecha no los había habido. No nos quisimos arriesgar a quedarnos sin plaza y nos decidimos por una privada. Además, cuando fuimos a la privada nos dijeron que nos diéramos prisa porque se acabarían las plazas. La verdad es que la guardería que hemos elegido está bien. Pagamos 226 euros al mes por seis horas y sin comida, pero hay flexibilidad", añade Segura.

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Dolors Bonjoch: "Hay padres que dan todo al hijo para compensar su poca dedicación"

Dolors Bonjoch lleva más de 30 años de maestra y ejerce en una escuela concertada religiosa en Lleida. "Me preocupa mucho intensificar la colaboración de toda la comunidad educativa: familia, escuela y sociedad, en general. Esta colaboración tiene carencias. La sociedad ha cambiado. Hay más indisciplina en la escuela y en la sociedad, y la gente no tiene unos límites claros", dice esta maestra. "Los padres suelen trabajar fuera de casa y la dedicación a los hijos no es tanta como quisieran. Muchos se sienten culpables y lo quieren compensar dándoles todo. Nunca les dicen un no. Y los chicos no tienen unos límites claros. Y eso lleva a más indisciplina en las escuelas", recalca la docente.

"Hay que buscar medidas para resolver los conflictos. ¿Cómo hacerlo? Creando equipos de mediación en las escuelas y dando formación del profesorado para resolver los conflictos", destaca.

Josep Marqués: "Algún profesor no le pone salsa a las clases, pero otras se hacen cortas"

Este padre tiene una hija de 16 años y un hijo de 15 que estudian Secundaria en el instituto Pere Vives Vich, de Igualada. Se declara "satisfecho del ambiente" y de la convivencia que viven sus hijos en el centro. Pero en cuanto a la enseñanza que transmiten los profesores explica que "hay de todo". "Académicamente, mi hija me dice que hay profesores que leen lo que dice el libro, que no le ponen salsa a las clases, que no transmiten. En cambio, otros dan clases formativas y a la vez divertidas que se hacen cortas", me dicen mis hijos.

"La convivencia en el centro es buena. Hay pocas personas conflictivas", señala Marqués. "Las familias tenemos contacto con los profesores. Una vez al trimestre vemos al tutor. Y cada mes recibimos una carta del instituto explicando la asistencia y el comportamiento de nuestros hijos", afirma este padre.

Albert Fajula: "No me quejo del transporte, pero sí de los precios del bar"

Albert Fajula estudia primer curso de Química, en la Universidad de Barcelona. "En el día a día, básicamente cuando vas al bar a tomar un café, los precios son abusivos. 85 céntimos un café solo. Lo mismo que las fotocopias, donde, además, hay largas colas. Hay facultades más baratas. La Administración, bien el Ayuntamiento o la Generalitat, podrían aumentar la subvención porque los estudiantes tenemos poco dinero", dice Albert, miembro de la Asociación de Estudiantes Progresistas y que forma parte de los órganos de gobierno del claustro y de su facultad.

No pone reparos al transporte hasta la avenida Diagonal, donde estudia. "Suelo ir a clase en metro. Alguna vez ha habido algún retraso y me he tenido que bajar en la estación anterior y llegar andando a mi facultad, pero no me quejo. En general, el transporte va bien, lo mismo que el autobús o el tranvía", dice.

Juan Santolaria: "Los problemas de los institutos no llegan a los ayuntamientos"

Este profesor de Filosofía del instituto Rubió i Ors, de L'Hospitalet, afirma que los problemas de los institutos "no llegan a los ayuntamientos y si llegan, como si nada". Santolaria insiste en que la representación de los ayuntamientos en los consejos escolares -donde se sientan padres, profesores, alumnos, Generalitat y ayuntamientos- no cumple su función". "Los acuerdos de los consejos escolares", dice, "deberían debatirse en los plenos de los ayuntamientos y no suele ser así".

Este profesor de Secundaria pone en duda la eficacia de las aulas de acogida para los alumnos que entran en ellas, la mayor parte inmigrantes. "No se pueden poner en una misma clase a chinos y ecuatorianos. Sus necesidades son distintas. Unos vienen de una lengua románica y otros, no. Su escolarización no debería ser la misma", afirma.

PROPUESTAS

Jordi Hereu (PSC): Duplicar la red de 57 centros municipales. Plan de choque para reformar y mantener los edificios escolares. Aumentar el número de escuelas de adultos e impulsar una segunda escuela de idiomas.

Xavier Trias (CiU): Máxima integración de los centros pagados con fondos públicos. Ampliar los programas de ayuda de Formación Profesional. Abrir las escuelas el fin de semana para usar sus bibliotecas.

Jordi Portabella (ERC): Distribuir los alumnos inmigrantes hasta llegar a la proporción del 60% en centros públicos y el 40% en concertados. Impulsar cursos de suficiencia en catalán. Planes de entorno en 10 escuelas de 10 distritos para favorecer la integración.

Imma Mayol (ICV): Dar prioridad a la creación de nuevas plazas públicas de guardería y de Formación Profesional. Aumentar las aulas de acogida para el alumnado con necesidades educativas especiales.

Alberto Fernández (PP): Crear plazas de guardería para niños de entre cero y tres años. Mayor control al transporte escolar en la ciudad. Política de cesión de suelo para poder construir nuevas escuelas.

Esperanza García (Ciutadans): Crear 3.000 plazas de guardería en los próximos cuatro años. Poner en marcha un control que acredite la calidad de las guarderías privadas. Auditar a las escuelas para mejorar su calidad.

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