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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Sarkozy según Yasmina Reza

Era una presentación de libro, pero una presentación con instrucciones de montaje especiales: Yasmina Reza no quería fotos, cuando en la portada de la obra El alba la tarde o la noche (Anagrama; en catalán, Empúries) aparece retratada -enfocada ella, desenfocado él- junto a Nicolas Sarkozy, el hombre al que la escritora se pegó durante un año, hasta su llegada al Elíseo. Tampoco quería Reza ninguna pregunta sobre la vida privada del presidente de la República francesa. "No tengo opinión sobre él, no soy ninguna especialista política, no pienso nada al respecto".

Así de tajante, distante y fría se mostraba ayer Yasmina Reza en el Instituto Francés de Barcelona. Un poco como el propio retrato -"existencial"- de Sarkozy que traza en las páginas, impresionista, hecho de retazos de coraje político e intuición tanto como de egolatría y de una vanidad ilimitada. "No se puede amar un lugar sin la persona que quieres a tu lado", dice el personaje Sarkozy en un determinado momento de la obra, y te quedas con la duda de si te está diciendo algo de gran profundidad o una frase pillada de un culebrón venezolano.

Reza juega constantemente con la ambigüedad amor / odio en esta obra, de la que reivindica el carácter literario, para nada documental o periodístico. Preguntada por Jorge de Cominges, director de la revista Qué leer y presentador del acto, si había sentido fascinación por el personaje, la escritora negó, sin dudarlo un instante: "Ninguna". Aunque luego matizó: "Es un monstruo político y sí, quedé impresionada por su coraje ante los riesgos que toma". "Es un hombre divertido y lleno de charme", apuntó en otro momento. "Los lectores han reaccionado en Francia de forma encontrada. Hay gente que piensa que he escrito en contra de él y otros, la mayoría, que consideran hagiográfico el libro. A mí no me cae ni simpático ni antipático, aunque sí le reconozco a veces una gran ternura".

Confesó Reza que ella pretendía escribir sobre otro hombre, un tal G., al que el libro está dedicado y que aparece en determinados momentos (según el Sunday Times se trataría de Dominique Strauss-Khan, director del Fondo Monetario Internacional: la escritora ni negó ni aceptó la posibilidad). "Él es el verdadero protagonista. Eso chocó mucho a Nicolas Sarkozy cuando leyó el libro. La última vez que le vi fue ya en el Elíseo. Pero ahí su entorno había cambiado con respecto al de la campaña, había más intermediarios y tendían a apartarme de él, cuando durante el año anterior yo había gozado de plena libertad para hacer mi trabajo".

¿Se autocensuró? "Sí, para proteger precisamente ese entorno. Al principio me fue difícil acercarme. Hasta que llegó el momento que me aceptó como una más. Pero más tarde comprendió que el escritor es siempre un monstruo sin afectos, un asesino, alguien peligroso y me mantenía a distancia, pero libre".

En el acto estuvo también presente Pierre Giacometti, director de la empresa de opinión Ipsos France, que ha venido asesorando a Sarkozy durante los últimos seis años. "No es frecuente que un hombre político se preste a un experimento tan novedoso como dejarse retratar por una escritora. Ello responde a la importancia estratégica que Sarkozy concede a la opinión, a la relación directa que tiene con ella. Él nunca deja indiferente a la gente: o le ensalzan o le odian, no suele haber término medio".

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Interrogada si durante el trabajo había tenido dudas sobre quién manipulaba a quién, Reza señaló que sí; añadió que el entorno del candidato estaba convencido de que acabaría seducida por el personaje, pero no fue así. "Mi vida no tiene nada que ver con la suya. No voy a revelar qué me dijo cuando leyó la obra, pero puedo decirles que no la adora. No obstante, esto no tiene la más mínima importancia, ni para él ni para mí". Hábil Yasmina Reza.

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