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Sitges defiende el Carnaval como parte de su identidad

El Consistorio inicia una campaña cívica para evitar gamberradas

Los devotos del Carnaval de Sitges cruzan los dedos. Esperan que su popular fiesta de disfraces y algarabía callejera, que comienza el próximo jueves, no acabe en los juzgados por exceso de ruido, como ha ocurrido con la de Tenerife. El alcalde de la localidad, Jordi Baijet, afirmó ayer en la presentación del programa de festejos que no se imagina a Sitges sin Carnaval y que "no entendería que un juez lo prohibiera".

Aunque Baijet añadió que respetaría una decisión judicial en ese sentido, recordó que se podrían encontrar resquicios legales para seguir adelante con la celebración del Carnaval. Por ejemplo, la excepción cultural que ampara en las leyes a este tipo de acontecimientos tradicionales. Asimismo, el alcalde señaló que el patrimonio colectivo debe primar sobre los intereses de unos pocos particulares -en referencia al derecho de descanso de los vecinos molestos con el ruido-, porque esta fiesta apenas dura una semana. "Forma parte de nuestra identidad", remachó. Consideró, además, que las quejas surgen porque los jóvenes tienen una concepción del ocio nocturno que puede chocar con la de las personas mayores.

No obstante, Baijet reconoció que en la pasada edición del Carnaval las calles más céntricas de Sitges amanecían como el escenario de "una batalla campal" a consecuencia de una afluencia masiva que se concentra en muy poco espacio. Y en esta edición se espera la asistencia de unas 200.000 personas. Sin embargo, la concejal de Cultura, Àngels Parés, anunció que el Consistorio no tiene ninguna intención de trasladar los actos principales del Carnaval fuera del Casco Antiguo de la ciudad, emplazamiento tradicional de los desfiles de carrozas y pasacalles. "Es una fiesta creada por los vecinos del pueblo a la que el Ayuntamiento da todo su apoyo".

Como siempre, una minoría prescinde de las normas más básicas de la convivencia y con sus actos lastra la imagen de los festejos. De ahí que para acabar con los excesos de otras ediciones, el Consistorio de Sitges haya promovido por primera vez una campaña cívica en la que denuncia mediante carteles las gamberradas y conflictos más frecuentes: los destrozos en el mobiliario urbano, la recurrente estampa de gente que orina en la vía pública y los altercados provocados por un consumo abusivo de alcohol. Curiosamente, el principal colaborador de esta campaña cívica es la marca de cervezas Estrella Damm. El Ayuntamiento, a través de su agencia de promoción turística, y la cervecera han firmado un convenio por cuatro años. Así, Estrella Damm se convierte en la patrocinadora del evento festivo, uno de los más populares de Cataluña, con el compromiso de defender un consumo responsable de bebidas alcohólicas.

Otro bar cerrado

El debate sobre cómo conciliar el ocio nocturno, animado generalmente por los decibelios de la música, y el descanso de los vecinos no cesa. En Barcelona, el Ayuntamiento ha ordenado el cierre del Mas i Mas Bar, ubicado en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, tras 22 años de actividad. De nuevo, las quejas vecinales han sido el motivo del cierre del local.

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