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Torroella veta una mezquita porque su fachada árabe rompe con la tradición

El alcalde de CiU revocará la licencia para construir un oratorio porque el proyecto es una "falsificación histórica" y no respeta la "armonía urbana"

El Ayuntamiento de Torroella de Montgrí-L'Estartit, en la comarca del Baix Empordà, revocará la licencia de obras que el anterior gobierno otorgó a la comunidad musulmana para construir una mezquita porque no le gusta la "apariencia exterior del edificio". La cúpula, el ventanal y los arcos de estética árabe que prevé el proyecto representan "una falsificación histórica", en opinión del alcalde, Jordi Cordón (CiU), quien opina, además, que la edificación no respeta la "armonía urbana".

La mezquita iba a empezar a construirse en septiembre en el polígono industrial de la localidad, tal como prevé una modificación del plan urbanístico que permite los usos religiosos en ese espacio. El Consistorio quiere ahora que se "replantee el proyecto". "No estamos en contra de la mezquita, pero Torroella es un pueblo con un núcleo histórico y el proyecto no se corresponde con la forma de construcción de este siglo", argumenta el alcalde. "Todo tiene que evolucionar", abunda.

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La mezquita iba a emplazarse en un pequeño polígono industrial situado muy cerca del núcleo urbano. La oposición tacha la decisión de revocar la licencia de "imprudencia". "Tenemos una paz social envidiable y esto puede crear un conflicto artificial donde no lo había", critica Josep María Rufí, exalcalde y regidor en la oposición de Esquerra Republicana. Torroella de Montgrí cuenta con una población de cerca de 12.000 habitantes, de los que el 30% son de origen inmigrante.

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El equipo de gobierno del alcalde todavía no ha comunicado a los afectados la decisión porque no ha sido capaz de localizarlos, según explica el propio Cordón.

La revocación, que se ha introducido de urgencia en el orden del día del pleno del próximo jueves, se aprobará con los votos de los representantes de CiU (cinco), L'Estartit Som Tots (tres) y PP (uno). El equipo de gobierno argumenta que la intención del Consistorio es sentarse a hablar con los responsables del proyecto para que modifiquen el aspecto exterior del edificio. Estos cambios implican "hacer el proyecto de nuevo", como reconoce el alcalde.

Cordón argumenta que, además de la estética, han encontrado "irregularidades" que quieren subsanar, aunque ayer no quiso abundar sobre ellas. Un miembro de su equipo aclara que se refieren a que el proyecto no prevé suficientes plazas de aparcamiento para un oratorio al que acudirán musulmanes de otros municipios. "No hay ninguna mezquita grande en ninguna de las localidades cercanas", explica el alcalde.

La comunidad musulmana, con unos 1.500 fieles, obtuvo la licencia de obras en mayo pasado, cuando Rufí era alcalde. Era la solución para un problema que venía de largo: los musulmanes carecen de un local propio y amplio donde poder rezar. Los fieles rezan en un pequeño local de 75 metros cuadrados sin apenas ventilación que hace ya tiempo se les quedó pequeño. "El aforo es de 60 personas y solo en los rezos cotidianos nos juntamos allí 120. Incluso tenemos que hacer dos turnos para no molestar", explica Rafik Bendali, secretario de la comunidad musulmana de Torroella, que asiste como convidada de piedra al previsible desplome de su proyecto, largamente gestado.

Los viernes, día sagrado para los musulmanes, decenas de personas se hacinaban a rezar en las aceras porque no cabían dentro, lo que generaba problemas con los vecinos, hasta que el Consistorio buscó una solución temporal: les cedió en 2008 un aula en el edificio del antiguo convento de Sant Agustí, ahora un equipamiento municipal, para que realizaran allí la oración de los viernes. Durante el Ramadán se trasladan al pabellón municipal."El Ayuntamiento no nos ha informado de nada, nos hemos enterado por la prensa", aclaró Bendali. Pese a que su proyecto, pensado durante ocho años, está en peligro, Bendali habla con prudencia y no plantea acciones hasta que llegue la confirmación oficial. "Para nosotros, lo más importante es mantener la buena convivencia en el municipio", afirmó.

El oratorio proyectado ocupa una superficie de 400 metros cuadrados. "Íbamos a empezar a construir a partir del 15 de septiembre, pero ahora no sabemos qué va a pasar". "Hemos trabajado duro mucho tiempo y tenemos los permisos. Todo el mundo sabe quiénes somos. Llevamos 20 años aquí, somos catalanes de padres inmigrantes", explica Bendali, que niega que la mezquita se vaya a construir con financiación externa. "En nuestro caso, puedo decir que la mezquita la ha pagado la gente trabajadora de Torroella: campesinos, obreros y camareros musulmanes".

Respetuoso hasta el extremo, no entra a valorar la opinión del Ayuntamiento de que la mezquita supone una "falsificación histórica". Argumenta que, inicialmente, el proyecto incluía un minarete. "Nos lo devolvieron y lo rehicimos. El local no tiene ahora nada del otro mundo. No es que quisiéramos una mezquita superespectacular... Es que el sitio donde estamos ahora es precario", afirma. "Apenas hay previstos cuatro arcos en la entrada".

El de Torroella no es el primer gobierno municipal que revoca en esta legislatura una decisión sobre la construcción de centros de culto. En la pasada legislatura, varios Consistorios decidieron permitir los usos religiosos en los polígonos como una solución a los frecuentes problemas que causan los oratorios situados en el centro de las ciudades, en su mayoría muy pequeños y poco acondicionados para la práctica religiosa.

El Ayuntamiento de Salt decidió, la semana pasada, suspender las licencias para construir oratorios en el polígono de la localidad. El alcalde, Jaume Torramadé, también de Convergència i Unió, argumenta que quiere evaluar si los centros de culto perjudicarán la actividad económica de la zona.

Plano del aspecto exterior que, según el proyecto aprobado, tendría la futura mezquita de Torroella de Montgrí.
Plano del aspecto exterior que, según el proyecto aprobado, tendría la futura mezquita de Torroella de Montgrí.

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