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AL CIERRE
Columna
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Turismo

He llevado a un amigo americano a pasear por Barcelona y, por supuesto, hemos recalado en la Sagrada Familia. Después de subir por enésima vez a la torre y repetir los cuatro lugares comunes que he memorizado sobre Gaudí, hemos tomado una cerveza en el parque, entre las tiendas de recuerdos para turistas. Entonces, mi amigo me ha dicho:

-Ahora quiero llevarme a mi país algo típicamente catalán. Antes de venir, vi la película de Woody Allen que ocurre en Barcelona. En la película, la chica que no era Scarlett Johansson estudiaba cultura catalana. Así que mi esposa quiere que le lleve algo genuinamente catalán.

Pensé que "catalán", según Woody Allen, podía significar cualquier cosa desde el baile flamenco hasta la arquitectura de Oviedo. Pero no quería destrozar las ilusiones que le había creado la chica que no era Scarlett Johansson. Así que lo acompañé a merodear por las tiendas.

La fiesta mayor de Barcelona

En la primera de ellas, encontramos una camiseta del Che Guevara. Mi amigo -que votó por Obama- se emocionó al pensar que había descubierto el origen catalán del Che. Pero luego reparamos en los estampados del resto de camisetas: dos esqueletos practicando sexo, una confesión humorística de alcoholismo y varias menciones generales a pechos y cervezas. La única prenda con denominación de origen era la que decía: "mi novio se fue a Barcelona y sólo me trajo esta birria de camiseta". La tenían en cuatro idiomas.

Solemos creer que el turismo vende una versión falseada y barata de la cultura de origen. Es falso. En realidad, vende una versión falseada y barata de todas las demás culturas. En un mundo global, donde cualquier producto se puede conseguir en todas partes, los turistas no compran recuerdos del país que visitan. Al contrario, adquieren lo que no tienen tiempo ni necesidad de comprar en sus propios países. Si los souvenirs fuesen realmente representativos de sus lugares de origen, los turistas pasarían de largo ante esos objetos desconocidos, cuya calidad no pueden determinar.

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En cuanto a mi amigo, terminó comprando una estatua del Quijote. Con tal de librarnos de las tiendas, logré convencerlo de que La Mancha es una provincia al norte de Girona.

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