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El trasvase del Ródano enfrenta a técnicos y empresarios

Varios analistas proponen reducir el consumo agrícola del agua

"El mundo está lleno de trasvases, el que no tiene sentido es el del Ródano". Esta declaración fue el preámbulo de unas de las arremetidas más duras que se han hecho contra el proyecto de trasvase de agua del Ródano a Barcelona. La crítica la hizo Bernard Barraqué, que fue miembro del comité científico y dimitió por considerar que no podía trabajar en él con libertad. Su postura cuenta con el apoyo de buena parte de los científicos, mientras que los empresarios y políticos se alinean mayoritariamente a favor del trasvase.

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Barraqué presentó sus conclusiones en Marsella el pasado miércoles, durante unas jornadas sobre el agua en Europa. Las tesis de quienes se oponen al trasvase del agua del Ródano a Barcelona parten de dos afirmaciones: rechazan que Cataluña necesite el agua francesa en la cantidad que supondría el trasvase y proponen una redistribución de los consumos reduciendo el uso agrícola, con lo que habría líquido más que suficiente en Cataluña para abastecer a Barcelona y su área de influencia. Entre quienes defienden decididamente que Cataluña no necesita el agua que aportaría el trasvase se encuentra Josep C. Vergés, miembro de la Sociedad Catalana de Economía. Vergés asegura que las perspectivas de consumo hechas por el Gobierno catalán se han hinchado en un doble sentido: tanto en el demográfico como en el del consumo. Los datos que maneja Vergés, sacados en buena parte de las estadísticas oficiales, señalan un descenso del consumo del 10%. Y añade: no se explotan dos terceras partes de los acuíferos y la mayor parte del agua se la lleva la agricultura. Vergés sugiere dos alternativas al trasvase del Ródano: un minitrasvase que enlace Tarragona y Barcelona o el abastecimiento del Segre, cuyas aguas, dijo, tienen un uso agrícola en un 99% y doméstico en un 1%. Francesc Vilaró, presidente de Aguas Ter Llobregat (ATLL), defiende que Barcelona necesita agua. En su opinión, la zona centro de Cataluña ha agotado sus recursos y los ha buscado en cuatro puntos diferentes: el Ebro, el Segre, el mar y el Ródano. Esta última es, aseguró, la única solución que garantiza calidad y cantidad suficientes. Antes que Vilaró habían intervenido Jean Luis Blanc, de BRL, empresa que impulsa el trasvase del Ródano; Michel Drain, consejero del proyecto, y Albert-Louis Roux, miembro de la Academia del Agua, todos ellos a favor del trasvase. El primero que rompió el fuego en contra fue Bernard Barraqué. Tras una declaración a favor de los trasvases en general, arremetió contra el del Ródano en particular. El punto de partida era claro: "Barcelona no necesita el agua del Ródano, y si la necesitase, no sería en las cantidades que se prevén en el proyecto", de coste desmesurado. El sistema financiero El asunto de los costes fue tocado con afirmaciones claramente contradictorias entre sí. Quienes se oponen al proyecto aseguraron que sus promotores aspiran a que sea financiado con dinero de la Unión Europea, lo que no deja de ser dinero de todos los europeos. Blanc, en cambio, afirmó con contundencia que se trata de un proyecto privado que no necesita aportaciones públicas. Lo pagarán los consumidores catalanes en el recibo del agua. Vilaró introdujo una variante que, hasta el momento, los franceses no contemplaban. Sugirió que "el sur de Francia" debería ayudar a pagar los costes del trasvase. PASA A LA PÁGINA 6

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