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Vecinos y profesionales reivindican un nuevo uso ciudadano para La Rambla

Vecinos y amigos de La Rambla recorrieron ayer la arteria barcelonesa desde diversas propuestas: arquitectónica, antropológica o sociológica, con el objetivo de plantear una alternativa al modelo ciudadano y comercial que ahora impera en el paseo.

El recorrido, seguido por unas 120 personas, se inició en La Rambla de Canaletes, donde el antropólogo Manuel Delgado habló del verdadero sentido de esta rambla evocando su recuerdo de "cuando las mesas de los restaurantes eran un lugar para sentarse y observar la pasarela civil. Era un espectáculo ver la gente pasar".

Los antiguos pajareros de La Rambla también tuvieron altavoz en esta ruta. Laura Cuenca, portavoz de la asociación de estos comerciantes, reclamó de nuevo la presencia de este negocio. Tras la ordenanza municipal de Barcelona que prohibía la exhibición de animales en escaparates, Laura confiesa: "hemos buscado la manera de cumplir la ley y seguir siendo comerciantes en La Rambla". Trabajadores y vecinos del mercado de La Boqueria, otra parada en la ruta, también se pronunciaron. Tanto Montse Ramblis, trabajadora de un bar, como David Bravo, arquitecto y vecino, reclamaban que La Rambla recuperara su "razón de ser". Ramblis lamentaba: "Este espacio público se ha convertido en un parque temático de bajo coste para los turistas y no para los vecinos", y Bravo detalló: "En la web de la ciudad, La Boqueria está en el espacio de turismo y no en el de mercados de Barcelona".

Por otra parte, Blanca G. Valdivia, del Colectivo Punt 6, formado por sociólogas y arquitectas, se pronunciaba en la parada de La Rambla de los Caputxins, aportando algo diferente: "No queremos ni La Rambla de antes, jerarquizada, ni la de ahora sin identidad barcelonesa; buscamos una nueva propuesta que nos enriquezca a todos".

La quinta parada, frente a La Rambla de Santa Mònica. Allí dos trabajadoras sexuales activistas de Genera recordaban que desde que existe el puerto "esto ha sido un lugar de comercio sexual".

Una de ellas, Margarita Carreras, reclamaba que volvieran los meublés, donde, al menos, no tenían que esconderse: "es intolerancia e hipocresía; quieren que no seamos visibles para los turistas, pero así no se solucionan las cosas". La ruta ha concluido en La Rambla de Mar, donde Jordi Bonet, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), apuntaba que se ha hecho "una apuesta arriesgada por situar la ciudad como marca, olvidando a los ciudadanos".

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