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Una ciudad averiada

El apagón de Barcelona afecta aún a 10.000 clientes

El Ejecutivo catalán hace un llamamiento a los ciudadanos a moderar el consumo de energía

La peluquería de Gemma lleva a oscuras desde el lunes. No puede secar el pelo a sus clientas. "Algunas han venido porque la peluquería es como una urgencia", cuenta Gemma. Esta peluquera y parte de la ciudad de Barcelona seguía ayer sin suministro eléctrico y sin saber cuándo volvería la normalidad. A lo largo del día, el número de afectados por el apagón fue descendiendo. De los 350.000 clientes que el lunes se quedaron sin luz, anoche según Fecsa, eran 10.000 los que se preparaban para pasar otra jornada a oscuras. El Gobierno catalán hizo un llamamiento a los ciudadanos para moderar el consumo y facilitar las cosas. El ministro de Industria, Joan Clos, comparecerá el lunes en la Comisión de Industria del Congreso para informar de lo ocurrido.

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El plan de emergencia siguió activado ayer en la capital catalana después de una noche de caceroladas en la zona más afectada por el colosal apagón eléctrico y una presencia inusitada de Guardia Urbana y Mossos d'Esquadra en las calles. Una de las tareas era localizar generadores para aliviar la situación de miles de afectados. Endesa instaló unos 134 grupos electrógenos. Defensa envió otros cinco.

También se intentaba llevar la corriente por un cable provisional desde una subestación en funcionamiento a la de Maragall, que fue la que se incendió. Una operación que se realizó cavando una zanja a través de distintas calles. Pese a lo complejo de estas tareas de urgencia, Antoni Castells, consejero de Economía de la Generalitat, aventuró que esa medida podría servir para que todos los afectados recuperaran la luz en horas valle. Esto es, en horas de menor consumo. Por la noche, Imma Mayol, teniente de alcalde de Barcelona, afirmó que lo anunciado por Castells no se estaba cumpliendo. El consejero hizo un llamamiento a la población a moderar su consumo de energía de forma especial en estos días excepcionales para facilitar que el suministro llegara a todos los afectados, "aunque sea de manera precaria". Los cuatro distritos que ayer seguían a oscuras son los de Horta-Guinardó, Gràcia, Sant Martí y Sant Andreu.

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La propia Generalitat predicó con el ejemplo. El área de Cultura suspendió un concierto previsto para ayer en el Palau Robert de Barcelona. Castells tachó de "penoso espectáculo" la disputa abierta sobre la responsabilidad del fiasco entre Red Eléctrica Española (REE), propietaria de las líneas de alta tensión, y Endesa, que es la distribuidora de energía. Mientras REE recuerda que el cable que cayó sobre una estación pertenece a Endesa, la eléctrica replica que ese incidente en ningún caso debería haber provocado tamaño apagón en cadena, si la red hubiese reaccionado de forma correcta.

Luis Atienza, presidente de REE, aterrizó ayer en Barcelona para descargar toda la culpa sobre Endesa. "En nuestras subestaciones los cables de alta tensión no pasan por encima de la misma por el riesgo que supone", afirmó Atienza, quien aseguró que las protecciones de la red -para aislar las averías- funcionaron y por ello "el desastre no fue mayor".

Unos 4.000 establecimientos seguían sin luz. La Confederación de Comercio de Cataluña reclamó un rápido peritaje de las pérdidas y los daños. El espectáculo de un mercado de la ciudad cerrado y con los alimentos pudriéndose en las cámaras sirve para tener una idea de la posible cuantía.

El Gobierno catalán y el Ayuntamiento animaron a los afectados a presentar reclamaciones ante los suministradores. Igual mensaje emitían distintas organizaciones de usuarios. El Ministerio de Industria recordó que las compañías eléctricas distribuidoras están obligadas por ley a abonar, de forma automática, una contraprestación económica a los clientes afectados en la primera facturación del año siguiente, en enero de 2008.

El Síndic de Greuges ha abierto una actuación de oficio. También la Generalitat y el ayuntamiento han abierto sendos expedientes. El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, manifestó su "comprensión por el malestar de los ciudadanos".

En el último gran apagón sufrido en Cataluña, en diciembre de 2001, cuando la subida del consumo por la ola de frío colapsó el suministro, la Generalitat impuso a Fecsa-Endesa multas por valor de seis millones de euros. Los tribunales, tras diversos recursos, las redujeron a 2,2 millones de euros que la Generalitat espera cobrar "en breve". Tanto aquel incidente como el apagón de estos días han reabierto el debate sobre si las inversiones en infraestructuras eléctricas son suficientes en Cataluña. Generalitat, empresarios, sindicatos e ingenieros catalanes coincidien en que no lo son. El Colegio de Ingenieros argumentó, además, que en el año 2001 se suprimió el Centro de Control Eléctrico de Red Eléctrica Española en Barcelona y se centralizó en Madrid toda la gestión, perdiendo un seguimiento cercano de los problemas.

La Cámara de Comercio de Barcelona sostiene que existe un agravio en Cataluña entre el gasto que esta comunidad genera en electricidad -25% del total-y lo que recibe en inversiones, un 15%. Tambien la patronal Pimec y los sindicatos, CCOO y UGT, denunciaron el déficit. CiU identificó los que a su juicio son los responsables de la situación. Se trata de Joan Clos y José Montilla por sus responsabilidades presentes o pasadas al frente de Industria.

La incidencia del apagón disminuyó en la red viaria de Barcelona aunque persistía la avería de un 14% de los semáforos, cerca de 2.700. "Todavía hay una gran sensación de desorden, aunque yo no he visto ningún problema", contaba Dara, una taxista de 44 años.

La falta de concreción de Fecsa en las previsiones de recuperar la normalidad irritó a los responsables municipales, especialmente al alcalde, Jordi Hereu, quien esperaba poder recuperar la normalidad anoche. En cuanto a los hospitales que sufrieron el apagón, tan sólo el Hospital de Sant Pau y la Clínica Puigvert continuaban sin suministro.

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