_
_
_
_
_
Crónica:DIETARIO VOLUBLE
Crónica
Texto informativo con interpretación

La aventura de las frases

1No aprenden. El cartel de la Mercè 2006 fue presentado por su autor, el pintor y diseñador gráfico Vicente Rojo, nacido en Barcelona y exiliado desde su juventud en México. El domingo pasado, humildemente explicaba yo aquí en este mismo dietario que se trata de un artista de gran relieve internacional, extraordinariamente innovador, de estética arriesgada: el mejor pintor de México en la actualidad. Felicitaba a quien hubiera tenido la idea de contactar con él, y ahora creo que nobleza obliga: fue Ferran Mascarell, tras una sugerencia de Jordi Umbert, de la galería Artur Ramón. El caso es que Vicente Rojo, además de maestro absoluto de los diseñadores gráficos de México, ha demostrado anteriormente su genialidad en Barcelona y Madrid con múltiples exposiciones, alguna de ellas inaugurada por la Reina. Los aficionados a la pintura, por su parte, recuerdan la fiereza de sus series alucinantes y bellísimas sobre el paseo de Sant Joan de Barcelona, o la célebre México después de la lluvia.

Casi no hay nada que me indigne más que la ignorancia supina de las clases pudientes. Y es que hay políticos que están reñidos de una manera tenaz con la más mínima cultura, son la incultura misma. Considero que antes de criticar un cartel de la Mercè por motivos de política municipal, lo lógico es informarse de quién lo ha realizado, aunque sólo sea para prevenir que, en el caso de que el autor sea Picasso, o Joan Miró, o Miquel Barceló, por ejemplo, uno no quede como un perfecto merluzo diciendo cosas propias de Manolo el del Bombo o de Arturo Fernández. Pues bien, se presentó el cartel y el señor Alberto Fernández, del PP, se descolgó con esta frase sobre el cartel: "Es un verdadero bodrio impropio de una Barcelona siempre innovadora, creativa, moderna y cosmopolita, que sabe unir modernidad con tradición". Se acumularon tantos despropósitos en la frase que Fernández se aventuró a decir (se aventuró debe interpretarse en el sentido literal del verbo) que llegué a pensar que parodiaba el humor británico parlamentario. Pero tal vez no iba tan lejos, sino que simplemente buscaba con su frase aventurera ser el protagonista de una película castiza, a lo Martínez Soria, que se titulara El bodrio era él.

2En fin, piedad. Decía Balzac, en frase célebre, que el sentimiento que el hombre soporta más difícilmente es la piedad, sobre todo cuando quien la merece es él.

3

Hay frases en nuestra vida que misteriosamente salvamos del olvido. Hará 30 años, mi amigo Paco Monge y yo nos disponíamos a dejar mi casa para ir al paraninfo de la Universidad de Barcelona a escuchar a Borges, de paso por la ciudad. "Bueno, vamos a ver a Borges", dije distraídamente, en medio de risas, al abrir la puerta. La frase ha quedado congelada en el tiempo y no podré olvidarla ya nunca, porque Paco la rescató de la banalidad al indicarme: "¿Te das cuenta de lo que dices? Es como si hubieras dicho: 'Vamos a ver a Shakespeare". Y en efecto, con el tiempo he podido ir comprobando que no todas las tardes uno sale de casa para ir a escuchar en directo a un escritor inmortal.

4

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Una frase interesante, oída hace unos años en Madrid: "Nada tan obvio como que los humanistas deben abrazar el saber científico". Para el crítico George Steiner, que fue quien dijo esto, los humanistas estudian el pasado, se ocupan del pasado; los científicos, en cambio, nos hablan del mañana y de después de mañana. Hay un gran desequilibrio. Y les toca sobre todo a los humanistas comprender las ciencias. Los grandes científicos, con alguna excepción, se expresan siempre con cierta modestia porque no pueden montar un bluff. En el campo científico, el que comete un bluff es eliminado de inmediato. No ocurre lo mismo con los literatos.

Recuerdo la anécdota que Steiner contó a continuación y que ilustra perfectamente ciertas diferencias entre Ciencias y Humanidades: estando en un jardín de Cambridge, un premio Nobel de Física le pidió que le explicara una página de cierto señor francés. A pesar de los esfuerzos realizados, el científico no podía entenderla. Steiner descubrió que era un ensayo de Lacan y sintió repentina vergüenza porque era "un lenguaje incomprensible, vacío, presumido, arrogante, totalmente oscuro". Habría querido decirle a su amigo: no pierdas más tiempo con cosas de este tipo...

"Hoy no se puede hablar de hombres y mujeres de cultura, en el sentido general de la palabra cultura, si no conocen la ciencia", acabó diciendo Steiner aquel día. Y me pareció un problema añadido para la futura expedición catalana a la feria de Francfort, pues vi que, cuando llegara el momento, no sería sólo un problema averiguar quién pertenecía o no a la cultura catalana, sino saber quién dentro de esa cultura conocía o no la ciencia. ¿Irán cuatro gatos? ¿O irán Els Quatre Gats ?

5

Decía Flaubert y cito de memoria, pero la frase no está inventada, doy palabra de ello: "En mi pobre vida, tan llana y tan tranquila, las frases son aventuras".

6

"El hindú se masturba pensando en Dios". He aquí una frase de Ennio Flaiano que un amigo mío consideró muy misteriosa y a la que dedicó unos 10 años de su vida. Hay frases que nos quitan años. Es lo único que ahora puedo decir al comentar la aventura excéntrica de mi amigo, que nunca llegó a nada; quiero decir que nunca llegó a descifrar el verdadero sentido de esa frase, a pesar de que un día se cruzó en Roma con el mismísimo Ennio Flaiano y se aventuró a pedirle -tenía ya mi amigo 400 folios escritos sobre el tema- que le aclarara el sentido de aquella misteriosa frase. Flaiano le respondió con una frase no menos enigmática. Le dijo: "La claridad es la buena educación del hombre de letras". Y le dio trabajo para unos 10 años más de su vida.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_