En busca de la mejor arquitectura

¿Cuál ha sido la mejor obra arquitectónica construida en el mundo en los últimos 18 meses? Mañana se sabrá. Al menos, se conocerá la opinión de un jurado internacional presidido por Norman Foster que estos días está discutiendo sobre el tema en Barcelona en el marco del World Architecture Festival, un evento nuevo impulsado por la revista The Architectural Review que organiza la empresa también británica Emap.

Ayer, en el Centro Internacional de Convenciones del Fórum, sólo se oía hablar inglés. Era el idioma oficial y de relación entre los cerca de 2.000 inscritos en este festival que ha escogido Barcelona, explica la organización, por su tradición arquitectónica. La iniciativa es curiosa y tiene como objetivo plantear una reflexión sobre los retos actuales de la arquitectura a nivel global -con seminarios sobre los rascacielos, la sostenibilidad y las periferias- y, sobre todo, debatir en público sobre las mejores obras.

Batlle i Roig opta hoy al galardón con la restauración del vertedero del Garraf

El mecanismo es el siguiente. Se lanzó primero una convocatoria general a la que se presentaron 722 proyectos de 63 países. Cuando comenzó el festival, el pasado miércoles, la lista se había reducido a 224 proyectos procedentes de 43 países que optaban al premio en 17 categorías diferentes (arquitectura religiosa, vacacional, deportiva, vivienda, etcétera) y hoy los ganadores de estas 17 categorías, que acabaron de decidirse ayer, competirán entre sí para ganar el premio a la mejor obra mundial del año. La gracia es que los seleccionados han tenido que defender sus proyectos en público ante el jurado y que se supone que no se valora el tamaño o la espectacularidad, sino que todas las obras de diferentes tamaños, presupuestos, tipologías y ubicaciones tienen las mismas posibilidades de ganar.

Una de las que opta es la restauración paisajística del depósito de la Vall de'n Joan, del estudio de arquitectos Batlle i Roig y la paisajista Teresa Galí-Izard. Esta intervención en lo que hasta hace poco era vertedero de basuras del Garraf -la segunda fase aún no ha empezado porque hasta el pasado enero aún se tiraban allí los desperdicios urbanos de la ciudad- ha merecido ya otros galardones y se ha alzado con el premio en la categoría de reciclaje, energía y desechos, en la que competían con otros siete proyectos de todo el mundo. El jurado, integrado por unas 30 personas entre las que figura el arquitecto madrileño Luis Mansilla, valoró esta obra, la única española, por su capacidad de transformar la basura "en una bella pieza del paisaje arquitectónico". Ayer, Enric Batlle se mostraba muy satisfecho de lo conseguido, aunque reconocía la dificultad de convencer hoy al jurado de que, además, es la mejor del mundo. "Esto ya está mucho más difícil", decía.

Deberá competir, por ejemplo, con un centro de salud para las mujeres en Burkina Faso, diseñado por los italianos de FAREstudio; la Universidad Luigi Bocconi en Italia, que han realizado los irlandeses de Grafton Architects; una casa unifamiliar de madera en Japón realizada por Sou Fujimoto Architects, y con el patio del Smithsonian Museum de Washington que han reformado Foster and Partners. Este premio, por cierto, ha hecho que Noman Foster no pueda participar hoy en la deliberación final del jurado, aunque será él quien anuncie por la noche la obra ganadora. La mejor del mundo.