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Tres de cada diez catalanes no han decidido su voto, según el CEO

El PSC cae hasta situarse a 2,8 puntos de su resultado en las generales de 2004

Los partidos catalanes deberán engrasar bien su maquinaria con vistas al 9-M. A tres semanas de las elecciones, el 28% del electorado sigue sin saber a qué partido votará, según el sondeo que el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO) publicó ayer.

Este elevado número de indecisos hace que todos los partidos experimenten un retroceso en intención de voto con respecto a sus resultados de 2004. El PSC obtendría una holgada victoria, pero baja 2,8 puntos con respecto a su resultado electoral; CiU perdería 3,1 puntos de cuota; Esquerra bajaría 5,8; el PP, 6,6 puntos, e Iniciativa-Esquerra Unida bajaría 0,7 puntos.

El voto indeciso, estabilizado en encuestas anteriores del CEO en la franja del 22-23%, se ha disparado seis puntos ante la proximidad de los comicios. Muchos de estos indecisos eran potenciales votantes del PSC. Así, con respecto al último barómetro de 2007, publicado en noviembre, los socialistas pierden 10 puntos en intención de voto: pasan del 37,3% al 27,1%.

Con este panorama, y pese a la bajada que experimenta el PSC, los socialistas mantendrían una gran diferencia respecto al PP. Hasta 21,8 puntos de ventaja le sacaría el PSC al PP en Cataluña, 3,7 más que en 2004, cuando los electores catalanes dieron a los socialistas 15 escaños más que al PP. La encuesta del CEO no traduce los resultados a escaños. También dificulta la comparación el voto oculto que suele acumular el PP en cada elección.

El único partido que incrementa sus perspectivas electorales en comparación con el sondeo de noviembre de 2007 es, precisamente, el PP. El partido crece en tres décimas de intención de voto (del 5 al 5,3%).

Convergència i Unió tampoco arranca. Los nacionalistas mantienen la tendencia a la baja que les han dado todas las encuestas del CEO en el último año. Eso sí, su candidato, Josep Antoni Duran Lleida, es el mejor valorado de los políticos catalanes (5,54), seguido de Artur Mas (5,32) y Joan Herrera (5,24); José Montilla se queda en el 5,14.

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Tras el vodevil ferroviario de otoño y las noticias sobre la lentificación del mercado inmobiliario emergen otras preocupaciones. La vivienda ya no es el principal quebradero de cabeza de los catalanes, sino la inmigración. El cambio podría explicarse por las fechas en las que se hizo la encuesta: del 21 al 30 de enero, en plena operación policial contra el terrorismo islamista en el barrio del Raval de Barcelona. La inmigración siempre ha estado entre los primeros motivos de conflicto. El 11,5% de los encuestados mantienen que la carestía de la vivienda es su principal problema. En tercera posición se sitúa el funcionamiento de la economía (10,9%), que sube siete puestos respecto a la encuesta de septiembre. Vuelve a crecer ligeramente el porcentaje de encuestados que se sienten sólo catalanes. En una escala del 1 al 5 en que esta última cifra indicaría que los ciudadanos de Cataluña se sienten sólo catalanes, la media se sitúa ahora en 3,55; en noviembre era del 3,52. El número de catalanes que piden pertenecer a una España federal es, por primera vez, mayor que el que pide que se mantenga el Estado de las Autonomías. El federalismo es la opción del 36,4% de los encuestados frente al 34,8% de autonomistas. El independentismo sube un punto, hasta el 19,4%.

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