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Salón del Cómic

El cómic español se reivindica en el Salón

Los premiados del Salón de Cómic de Barcelona, que ayer vivió una de sus jornadas gloriosas, con el aforo casi a reventar, debatieron en un acto el papel del tebeo en España y reivindicaron el género tal como se entiende y se hace aquí.

El cómic español, dijeron, está en un buen momento. Como apunta el responsable de Edicions de Ponent, Paco Camarasa, hoy en día, "el cómic pude contar cualquier tipo de historia". Camarasa es responsable de la publicación de El arte de volar, la obra que más premios ha conseguido en este Salón del Cómic y sabe de lo que habla. De hecho, el álbum se ha convertido en un referente en la batalla de la memoria histórica, aunque eso no ha sido de manera premeditada, como reconocieron sus autores, Antonio Altarriba y Kim, ganadores, respectivamente, de los premios al mejor guión y al mejor dibujante.

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Altarriba no quiere meterse en debates: "No sé si la memoria histórica estaba de actualidad, a mí me daba igual eso. Yo tenía el cadáver de mi padre delante y muchos remordimientos y mal rollo".

Este hombre lleva más de 30 años en el mundo del cómic, "quizá de manera discreta" y rasca en "la contradicción", que también reside en el sector, de aceptar que el cómic sea un género menor, pero que tenga gran aceptación en el público y que cada vez sea un producto cultural de mayor calidad.

Jordi Ojeda, profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y premio del salón a la divulgación del cómic, gracias a varias iniciativas como las más de 40 exposiciones que ha organizado, asegura que su cruzada "es la normalidad del cómic, y eso significa no llorar todo el día en los medios". Ojeda sostiene que el sector se debe a las lógicas industriales y que ahora "va por un camino correcto y este salón es un ejemplo". La idea base es que nadie va a comprar un cómic si es malo y que, como apunta Altarriba, "se debe exportar el talento de aquí". Existe cierta añoranza por los años ochenta y noventa, cuando un cómic podía vender 200.000 copias sin grandes sustos. Tomeu Pinya, premio popular como mejor autor revelación español, señaló que la tendencia está cambiando. Los premiados están de acuerdo: los cómics aparecen en las listas de libros más vendidos, incluso son una sección fija en las librerías y los medios de comunicación hacen un seguimiento continuado.

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El editor Camarasa insiste en que lo importante es que se trata de un medio de comunicación como el teatro o la prensa. Y de ahí el debate de la normalidad. ¿Qué pasa con la élite cultural? Entonces apareció el nombre del escritor Vicente Molina Foix, que agitó el mundo del cómic con un artículo en el que mostraba su inquietud por la instauración de un Premio Nacional para tebeos y que "se equipare Mortadelo y Filemón y el manga, con Thomas Mann o Buñuel". Por eso Altarriba considera que la batalla no está ganada y que Molina Foix "expresó algo que es común en la denominada alta cultura". El arte de volar en breve saldrá publicado en Francia, que es donde pasa parte de la historia. Básicamente, la parte de "los campos de concentración donde se amontonaron los republicanos españoles, algo que en Francia pasan de puntillas", denunció Altarriba.

Salon del comic Barcelona
Una imagen del ambiente en el Salón de Cómic de Barcelona.

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