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Elecciones 27M

Los discípulos catalanes de Sarkozy

CiU y PP convierten la inmigración en argumento electoral al estilo del presidente francés

Miquel Noguer

Los inmigrantes suman ya un millón en Cataluña. Trabajan en su mayor parte, pagan impuestos y son motor de la economía. Pero no pueden votar. Son el doble que en 2003, cuando se celebraron las últimas municipales, y ya entonces la inmigración fue utilizada como dardo envenenado por decenas de alcaldables. La historia se repite ahora. Azuzar el miedo de los que viven en los barrios más diversos, a menudo también los más degradados, es el principal mensaje de muchos candidatos del PP y, en menor medida, de CiU. El discurso desacomplejado y de tinte populista, utilizado con fortuna por el presidente electo francés, Nicolas Sarkozy, ha calado en la derecha catalana.

Ayer hubo dos buenos ejemplos de ello. EnVic, de la mano de Josep Antoni Duran Lleida, y en Salt, por boca de Josep Piqué. El secretario general de Convergència i Unió, Josep Antoni Duran Lleida, acudió a la capital de Osona para defender la aplicación de "criterios más restrictivos" a la hora de permitir la reagrupación familiar de los inmigrantes. Esta reagrupación debería limitarse, según Duran, a quienes "realmente tengan garantizado un lugar para vivir digno y un trabajo". Eso sí, Duran evitó comprometerse en intentar cambiar la situación desde su escaño del Congreso.

El presidente del Partido Popular de Cataluña, Josep Piqué, pidió en Salt más control policial sobre las actividades de determinadas mezquitas. En opinión del líder popular, tales actividades "muchas veces se hacen bajo la cobertura de centros culturales, pero en el fondo estamos hablando de mezquitas clandestinas".

Que un dirigente del PP siembre dudas legales sobre las actividades de algunas mezquitas no es un elemento nuevo. Sí puede resultar más chocante que un democristiano ponga trabas al reagrupamiento familiar, aunque venga de muy lejos. Además, con las cifras macroeconómicas en la mano, Duran no debería desconfiar tanto de la capacidad de los inmigrantes para acoger a sus familias: éstos han ocupado dos de cada tres nuevos puestos de trabajo creados en Cataluña desde 2000. En estos momentos son, además, los responsables de la mitad del crecimiento económico del que goza Cataluña.

Candidatos en el polvorín

En cualquier caso, tanto Duran como Piqué no dijeron ayer nada que no pidiera ya el conservador Nicolas Sarkozy en la campaña francesa. De poco ha servido que Iniciativa per Catalunya haya pedido excluir la inmigración de la batalla electoral. Habrá que ver ahora si el democristiano y el líder del PP catalán consiguen el mismo éxito que su referente francés.

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Lo que está claro es que ni el mensaje ni el escenario de las declaraciones de Duran y Piqué no tienen nada dejado al azar. Vic y Salt tienen un porcentaje de población inmigrante muy superior a la media catalana, que es del 14%. En Salt se llega ya al 40%, mientras que en Vic es del 22%. En esa segunda ciudad, y pese a los esfuerzos del alcalde saliente, el democristiano Jacint Codina, muchos ciudadanos no ven más que problemas en la llegada de más inmigrantes.

Tanto es así que la xenófoba Plataforma per Catalunya (PxC), fundada en Vic hace cuatro años, aspira a convertirse en el partido árbitro de los pactos en la capital de Osona. El líder de la PxC es Josep Anglada, admirador confeso del ultraderechista fundador de Fuerza Nueva, Blas Piñar, y convencido de que puede obtener tres concejales en estas elecciones, dos más que en 2003, cuando ya barrió al Partido Popular del Consistorio. Vic es el epicentro de este partido, que ha presentado otras 40 candidaturas. De Barcelona a Amposta pasando por Arenys de Mar. Su lema es único: "Por un mejor control de la inmigración".

Donde la Plataforma no se presenta o no tiene opciones de obtener representación, el PP le ha robado el discurso. La misma formación ultraderechista así lo ha denunciado a menudo. Badalona ha sido el ejemplo más célebre de ello con el vídeo elaborado por el PP en el que un presentador espolea a varios ciudadanos para obtener de sus palabras un explosivo cóctel entre inmigración, inseguridad y pisos patera.

El PP no es el único que recientemente ha coqueteado con este discurso. Celestino Corbacho, secretario de política municipal del PSC, presidente de la Diputación de Barcelona y candidato a la reelección como alcalde de L'Hospitalet, también se ha curtido en declaraciones polémicas. En febrero, sin ir más lejos, afirmó que la inmigración "está creando una realidad nueva que nos hace estar a todos más inseguros". Nadie en su partido le corrigió públicamente.

Corbacho es la punta de lanza de los sectores de la izquierda que en los últimos años han cambiado su mensaje sobre la inmigración. El candidato del PSC por Barcelona, Jordi Hereu, también encarna un nuevo discurso. Ya no habla de multiculturalidad como su antecesor, Joan Clos; en su lugar predica la ciudad-mezcla. No basta con ser vecinos: autóctonos e inmigrantes deben interactuar.

Josep Piqué conversando con vecinos de Salt ayer en una visita electoral.
Josep Piqué conversando con vecinos de Salt ayer en una visita electoral.

Sin derecho a voto

La invitación a participar de la gran fiesta de la democracia tampoco llegará esta vez a todo el mundo. El 11,8% de los residentes en Cataluña no podrán votar el día 27 por ser inmigrantes extracomunitarios.

España se vuelve a desmarcar de esta manera de los países europeos donde sí votan los inmigrantes: Noruega, Dinamarca, Suecia, Holanda e Irlanda son los principales referentes del derecho a voto de los extranjeros.

El año pasado, en el Congreso, PSOE e Izquierda Unida-Iniciativa trataron de avanzar en este sentido. Fracasaron. Desde el propio Gobierno socialista se justificó la marcha atrás por la falta de tiempo para abordar un debate de tal calibre. CiU tampoco contribuyó: "No tiene sentido que personas que no conocen nuestra lengua, ni nuestra identidad puedan ejercer el derecho a voto", argumentó Josep Antoni Duran.

Iniciativa ha vuelto a desenterrar el debate. Los ecosocialistas se han sumado así a las demandas de SOS Racismo, que ve en el voto el principal derecho de ciudadanía.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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