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No era ansiedad, era un tumor cerebral

Un paciente fallece de cáncer tras ser remitido al psiquiatra por dos hospitales

"Soy creyente, pero no puedo perdonar a los responsables de que mi hijo esté en el cementerio", dice desconsolada Cinta B. R., una vecina de Ivars d'Urgell (Pla d'Urgell) que ha presentado una denuncia por negligencia médica contra los hospitales Arnau de Vilanova y Santa María de Lleida. Su hijo Jaume, de 38 años, falleció el pasado 24 de febrero después de que los médicos le diagnosticaran una crisis de ansiedad y le recomendaran ir al psiquiatra cuando en realidad tenía un tumor cerebral.

Jaume era el mayor de cuatro hijos y llevaba el peso de la explotación agraria familiar. Según la madre era "fuerte, muy trabajador y nunca había estado enfermo". Tenía previsto casarse el próximo día 17 y "estaba muy ilusionado con la boda y con el piso que se había comprado con su novia en Ivars d'Urgell". Pero todos sus planes se truncaron de repente después de sufrir unos dolores de cabeza y mareos que el médico de cabecera atribuyó inicialmente, el 5 de febrero, a un problema en las cervicales.

A partir de ese momento, la vida de Jaume fue una concatenación de idas y venidas a los hospitales denunciados que acabaron de forma desdichada 18 días después de la primera visita al médico. El día 8, el hospital Santa María le derivó al servicio de psiquiatría, cuyos responsables le recetaron dos antidepresivos y le mandaron de vuelta a casa. La familia del fallecido lamenta que no se le practicara un TAC cerebral hasta que ingresó en la unidad de cuidados intensivos del Arnau de Vilanova. La prueba reveló que padecía un tumor cerebral.

La familia considera en la denuncia que Jaume falleció como consecuencia de no habérsele prestado la asistencia médica adecuada y señala que los tratamientos antidepresivos y tranquilizantes suministrados -valium, escitalopran y diazepan-, lo único que hicieron fue "agravar su estado hasta ocasionarle la muerte", afirma la familia. El Departamento de Salud declinó ayer pronunciarse sobre este caso al existir un proceso judicial abierto.

"Mi hijo tuvo una muerte indigna y mi felicidad también se ha ido al agua. Por eso no perdono y lucharé hasta el final para que los responsables de la muerte de mi hijo paguen y para que ninguna otra familia vuelva a pasar por lo mismo que nosotros. No tengo ilusión ni ganas de nada, sólo mucha tristeza", explica la madre de Jaume.

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