"La erradicación del caracol manzana en el delta del Ebro ya es imposible"
Se arremanga la camisa para empezar la entrevista lanzando un cubo de agua fría: "La erradicación del caracol manzana en el Ebro ya es imposible. El reto es evitar que la especie, de origen sudamericano, se propague al resto de Europa. Esta plaga es una amenaza continental", avisa el doctor Ravindra Joshi, experto internacional en esta especie, cuya presencia en los arrozales del delta del Ebro supera los 300.000 ejemplares, según algunas estimaciones. Joshi, biólogo de origen indio y asesor del Ministerio de Agricultura de las Islas Salomón, lleva 25 años dedicados al estudio del caracol manzana. Desde la década de 1980, la especie ha causado estragos principalmente en la agricultura del sudeste asiático. En los arrozales de Filipinas llegó a provocar pérdidas de 900 millones de euros al año y en la actualidad se calcula que provoca destrozos por valor de decenas de miles de millones de euros al año en todo el mundo. El doctor, que colabora con otros países afectados por la plaga, como Japón y EE UU, visitó la semana pasada el delta del Ebro para examinar la situación en Cataluña. "La amenaza es grave", insiste. "Me sorprende que el Gobierno central, la UE y los medios de comunicación apenas le den importancia". El caracol manzana se expandió por el delta tras escaparse de una empresa de fauna exótica situada en la zona.
"Pasan tres o cuatro años hasta que la plaga causa daños en las cosechas"
Pregunta. La especie prolifera, pero apenas ha causado pérdidas en los arrozales del delta.
Respuesta. Verlo así es un error. Desde que se detecta la especie hasta que causa daños a las cosechas pasan unos tres o cuatro años. Para entonces ya es una catástrofe. En Filipinas, por ejemplo, el primer ejemplar se detectó en 1982. Nadie actuó hasta que en 1986 empezaron a destrozar los arrozales. Entonces afectaban a unas 300 hectáreas; en 1995 ya eran 800.000. Cuando el caracol daña los arrozales, ya es tarde: su proliferación resulta imparable.
P. La Generalitat aspira precisamente a erradicar la especie. ¿Puede frenarse la plaga?
R. Ya no. La Generalitat ha actuado rápido y bien, mucho mejor que en otros países. Pero una vez que se instala en el ecosistema, erradicar el caracol manzana es imposible. Puede aspirarse a controlar su presencia y evitar que cause daños millonarios. No es un objetivo menor: si no se frena aquí, en el delta, la especie puede extenderse al resto de España y de Europa. Es una amenaza para todo el continente.
P. A algunos ciudadanos puede parecerles exótico que un caracol suponga una grave amenaza.
R. También me parecieron inofensivos cuando vi ejemplares por primera vez, a principios de los ochenta. Pero no es un caracol común: ataca a las plantas y aniquila a los caracoles autóctonos. Procrea de forma enormemente veloz, tolera condiciones meteorológicas extremas, tanto de frío como de calor. Y devora cualquier tipo de cultivo: arrozales, pero también lechugas o coles. Hay que tomarse la amenaza en serio, el Gobierno y los agricultores aún deben intensificar sus esfuerzos.
P. ¿Cómo deberían hacerlo?
R. Ya se han detectado ejemplares en zonas próximas al delta. Si no se mantienen los esfuerzos actuales, se expandirá con más velocidad.
P. ¿De ningún modo podrá acotarse la plaga al delta del Ebro?
R. No. Por eso es importante educar a la ciudadanía: buscar la colaboración de todos, ciudadanos y agricultores. Existe el riesgo, real y elevado, de que la especie se expanda a otras partes de Europa.
P. ¿Cuál sería el panorama más optimista?
R. Las medidas pueden permitir gestionar la plaga y evitar pérdidas catastróficas. Pero los agricultores de la zona tendrán que adaptarse a la nueva situación: el caracol manzana no desaparecerá. Apuesto a que muchos de estos arrozales, en un corto periodo de tiempo, deberán cultivarse con técnicas y estrategias muy distintas.
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