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La euforia azulgrana deriva en otra noche de disturbios en Barcelona

50 detenidos, 100 contusionados y destrozos en el mobiliario y en comercios

Cuando el Barça gana, Barcelona tiembla. Cada triunfo culé se transforma, desde hace años, en un reto para el orden público y una amenaza para los comerciantes. La celebración de la Copa del Rey conquistada en Valencia derivó en otra noche de altercados en torno a Canaletes por la irrupción de 300 seguidores violentos que se enfrentaron a los Mossos d'Esquadra y causaron destrozos en el mobiliario urbano. Es la tercera jornada de disturbios por victorias del Barça esta temporada. Las autoridades están en alerta: la Liga y la Champions están por llegar y el coste para la ciudad puede ser muy alto.

Pese a la avalancha humana (el centro de la ciudad acogió a 40.000 personas, según la Guardia Urbana), la fiesta organizada en la plaza de Catalunya ayudó a desahogar el tramo inicial de La Rambla. Todo fue viento en popa hasta las dos de la madrugada, cuando un reducido grupo de aficionados comenzó a arrojar botellas, latas de cerveza, macetas, bengalas, un semáforo y una bici contra los antidisturbios, que se habían pertrechado en la calle de Pelai.

Los comerciantes temen las próximas citas y piden un cambio de ubicación
Un grupo de 300 jóvenes lanzó objetos contra los antidisturbios

Un vehículo especial de los Mossos lanzó entonces un mensaje a 30.000 vatios de potencia: "Depongan su actitud violenta; de lo contrario, tendremos que intervenir". El aviso se repitió 10 veces, pero para los radicales fue como quien oye llover. Los más agresivos rompieron la barrera policial y los Mossos decidieron intervenir.

Al contrario que en otras ocasiones, como en la polémica manifestación anti-Bolonia, no hubo choque frontal. La Brigada Móvil buscó la intimidación con las pelotas de goma, más eficaces para disgregar a un grupo de aficionados todavía numeroso. Estaba previsto dejar que la fiesta acabase por sí sola. No pudo ser. La policía detuvo a 50 jóvenes por daños, desórdenes públicos y atentado contra la autoridad; cinco de ellos son menores de edad. La mayoría quedaron ayer en libertad y serán citados por el juzgado para responder de los hechos.

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Algunos de los arrestados tienen antecedentes y se sospecha que han participado en actos violentos en otras celebraciones deportivas. El Ayuntamiento pide, en ese sentido, un cambio normativo para permitir que se les pueda retener en comisaría mientras se disputan partidos importantes del Barça. Las asociaciones de comerciantes, que se mostraron "satisfechas" por el dispositivo de seguridad (esta vez no han llevado la peor parte de los destrozos), exigieron lugares de celebración alternativos a Canaletes.

Los disturbios dejaron 108 personas (33 mossos y 75 seguidores azulgrana) con contusiones y heridas leves. Hubo para todos los gustos. Un hombre recibió un botellazo por reprender a un joven que se había subido al tejadillo de su quiosco. Otro, que iba del trabajo a casa cruzando La Rambla, se llevó un porrazo de un mosso. En Girona, un aficionado murió al caer accidentalmente al río Onyar, informa Natalia Iglesias.

En su involuntaria lucha por ver quién sale peor parado, el mobiliario urbano se impuso por la mínima a los comercios: los radicales destrozaron y quemaron 12 contenedores, 4 farolas, diversos vehículos (algunos, particulares) y bicicletas, según el balance del Ayuntamiento, que aún no ha puesto cifra a los desrozos.

Una óptica de plaza de Catalunya se quedó sin su "O"; un puesto de la ONCE apareció destrozado; la terraza del Hard Rock Café, con sus sillas y macetas, también quedó para el arrastre. En el hotel Lloret aún recuerdan la noche del histórico 2-6. Les rompieron los cristales. Y así siguen. Su directora lo tiene claro: "Los cambiaremos cuando acabe todo".

Arriba, uno de los jóvenes que participaron en los enfrentamientos con la policía, en el centro de Barcelona. Abajo, un puesto de la ONCE, cerca de la plaza de Catalunya, que quedó destrozado. 
/ carles ribas
Arriba, uno de los jóvenes que participaron en los enfrentamientos con la policía, en el centro de Barcelona. Abajo, un puesto de la ONCE, cerca de la plaza de Catalunya, que quedó destrozado. / carles ribasTEJEDERAS

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