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El ex director mundial de Penguin Books cree que "es un buen momento para las editoriales pequeñas"

Las aguas del mundo de la edición andan revueltas: batallas entre los grandes grupos, debates sobre el precio fijo, lucha por los derechos de autor... En medio de estas "turbulencias", como él mismo las denominó, uno de los mayores expertos mundiales en edición ha visitado Barcelona para contar "que actualmente es un buen momento para las editoriales pequeñas porque el argumento es el rey". Se trata del estadounidense Peter Mayer -director durante 20 años de la división exterior de Penguin Books-, que hoy clausura el IV Curso de Posgrado en Edición de la Universidad Pompeu Fabra, dirigido por el profesor y crítico literario Javier Aparicio."Mi generación probablemente es la última que considera eso de editar como un oficio", explicó Mayer. "Nuestros sustitutos son hombres de negocios para quienes una editorial no es más que una forma de hacer eso, negocios. Aunque pueden hacerlo igual de bien que nosotros", subrayó. Mayer abandonó Penguin, la mayor empresa editorial del mundo anglosajón, hace tres años para crear un sello pequeño, The Overlook Press, que no edita más que 80 títulos al año y tiene sólo 14 empleados. "En Penguin éramos 2.800 y facturábamos 900 millones de dólares anuales [unos 158.000 millones de pesetas]. Porque, claro, la obligación de todo el que trabaja en el mundo editorial es contribuir a aumentar los beneficios de la empresa. Si no, te echan".

Mayer, descubridor de filones como Juan Salvador Gaviota o Stephen King, describe el entramado editorial norteamericano con una palabra: dinero. "La diferencia entre editoriales no es corporativa frente a independiente, sino grandes frente a pequeños. Porque las grandes forman parte de grupos empresariales mayores, que incluyen todo tipo de medios de comunicación y tienen, claro está, otros intereses". "De todos modos", prosiguió, "eso también tiene algo bueno: el intercambio cultural. Desde que creé la división de Penguin en Nueva Delhi, los libros de los autores indios se encuentran por todo el mundo anglosajón, desde Canadá hasta Australia. El español es el único mercado del mundo [aparte del anglosajón] que puede hacer algo similar, y conviene que lo haga, porque nadie nos asegura que en un futuro próximo el centro de la producción literaria hispana no estará en México o Miami. De hecho, gracias al intercambio editorial hoy se puede leer en España la mejor literatura hispana, que es la latinoamericana".

El editor se desmarcó de visiones apocalípticas, aunque enumeró los que a su modo de ver son los tres principales problemas del oficio: "La sumisión del editor al vendedor (cuando tradicionalmente había sido todo lo contrario), el aumento de peso especifico del agente literario, por culpa del cual los autores sólo valoran al editor como el mejor postor, y la incertidumbre generada por el nacimiento del libro electrónico".

Él, mientras tanto, gasta lo mucho ganado con la edición a gran escala en una editorial casi artesanal.

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