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El final de un espejismo

En política, como en cualquier otro aspecto de la vida humana, no hay nada peor que inventarse una realidad y acabar creyéndosela. En Cataluña llevamos ya muchos años, demasiados, viviendo y padeciendo la perversa dicotomía entre el país real y el país virtual. Un país, este último, basado en todo un complejo entramado de lo políticamente correcto que vienen dictando de forma arbitraria un reducido pero influyente círculo de políticos, opinadores y periodistas. Para todos ellos han sido una sorpresa mayúscula los resultados de las pasadas elecciones generales, que han venido a desmontar por completo el andamiaje de su país virtual. Desconcertados y perplejos ante unos resultados que les han devuelto a la realidad, se refugian ahora en el desconcierto y en una cierta resignación, aunque siguen empeñados en mantenerse encerrados con un solo juguete, en una ensoñación perpetua que les ha llevado a un ensimismamiento poco menos que autista, sin conexión alguna con la siempre cambiante realidad de la sociedad catalana.

Los resultados electorales del 9-M han mostrado el espejo de la realidad de la Cataluña de hoy

Los resultados del 9-M han demostrado que el PSC es la única fuerza política que refleja la compleja pluralidad de la sociedad catalana. Rotundo vencedor absoluto con 1.672.777 votos, el 45,5%, el PSC no sólo ha ganado en las cuatro circunscripciones catalanas con gran claridad, sino que ha vencido también en la práctica totalidad de los grandes municipios de Cataluña, incluso en aquellos donde opinadores encerrados en su país ensoñado y virtual creían que se hallaba català emprenyat. Por sí solo, el PSC casi iguala ahora la suma de votos de los otros partidos políticos catalanes con representación parlamentaria, ya que la suma de los sufragios obtenidos por CiU, el PP, ERC e ICV-EUiA fue, el 9-M, de 1.850.961, sólo 178.184 votos más que los logrados por el PSC. ¿Dónde está el tan traído y llevado català emprenyat? ¿Está tal vez en Sarriá-Sant Gervasi, el único distrito de Barcelona donde no venció el PSC, que fue superado allí por CiU y el PP? ¿Está tal vez en Vic, Banyoles, Les Borges Blanques o Solsona, las únicas poblaciones con algo de peso demográfico donde el PSC se vio superado el 9-M por CiU? Porque parece muy claro que este català emprenyat no está, ni se le espera, no ya en Barcelona, sino tampoco en distritos barceloneses como los de Sants y Eixample, los más afectados por las obras del AVE, ni tan siquiera en la zona más cercana a la Sagrada Familia, donde el PSC se impuso por más del 15% a su más directo rival. Ese català emprenyat tampoco está en ninguno de los grandes municipios del primer y el segundo cinturón barcelonés, ya que en todos ellos se impuso el PSC con gran rotundidad: Badalona, Castelldefels, Cerdanyola del Vallès, Cornellà de Llobregat, Esplugues de Llobregat, Gavà, L'Hospitalet de Llobregat, Molins de Rei, Montcada i Reixach, Montgat, El Prat de Llobregat, Ripollet, Sant Adrià de Besòs, Sant Boi de Llobregat, Sant Feliu de Llobregat, Sant Joan Despí, Sant Just Desvern, Sant Vicenç dels Horts, Santa Coloma de Gramenet, Viladecans, Granollers, Igualada, Martorell, Mataró, Mollet del Vallès, Rubí, Sabadell, Sant Cugat del Vallès, Sitges, Terrassa, Vilafranca del Penedès, Vilanova i la Geltrú, Berga o Manresa. Tampoco está ese català emprenyat, en Figueres, Olot, La Bisbal d'Empordà, Puigcerdà, Ripoll ni Santa Coloma de Farners; ni en Amposta, Falset, Gandesa, Montblanc, Móra d'Ebre, Reus, Tortosa, Valls o El Vendrell; ni en Balaguer, Cervera, Mollerussa, El Pont de Suert, La Seu d'Urgell, Sort, Tàrrega, Tremp ni Vielha. ¿Dónde está el català emprenyat? ¿Y cómo es posible que tantos, tantísimos catalanes hayan votado a un partido como el PSC, al que tantos periodistas e informadores niegan la condición de partit català, atribuida en exclusiva a las formaciones nacionalistas, cuya suma de votos el 9-M fue sólo de 1.064.244, frente a 1.672.777 sufragios obtenidos por el PSC? ¿Cómo es posible que los catalanes voten a partidos que no pertenecen a la categoría de partits catalans?

El 9-M ha puesto punto final a un espejismo, mostrándonos el espejo de la realidad de la Cataluña de hoy.

Jordi García-Soler es periodista.

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