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Lo más genuino de Gaudí

José Ángel Montañés

Cuando Antonio Gaudí se hizo cargo de las obras de la Sagrada Familia en 1883, la cripta ya había comenzado a construirse, pero el genio de Reus transformó los pilares, añadió motivos naturalistas a los capiteles, elevó la bóveda, montó los vitrales de colores y construyó un foso alrededor para iluminarla. Durante el incendio, los bomberos se plantearon romper las vidrieras originales para ayudar a sofocarlo y ventilar el interior; por suerte optaron por otra solución menos agresiva.

La cripta, formada por una docena de capillas y tumba del arquitecto desde que fue atropellado por un tranvía en 1926, es, junto con la fachada de la Gloria, una de las pocas zonas del edificio que Gaudí pudo ver terminadas. Son las únicas partes de todo el edificio que la Unesco reconoció en 2005 como Patrimonio de la Humanidad.

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El incendio de ayer trajo a la memoria el sufrido en julio de 1936. Entonces el fuego afectó a la cripta y destruyó el taller de construcción y las maquetas, planos y documentos que había.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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