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Un grupo de jóvenes ocupa el teatro Arnau para celebrar cinco días de fiesta

La sala, "liberada para la cultura", permanecía cerrada desde 2000

Un espacio liberado para la cultura. Bajo este lema, unas 200 personas, en su mayoría jóvenes, ocuparon ayer por la tarde el teatro Arnau, en la avenida del Paral·lel de Barcelona, que permanecía cerrado desde hacía seis años. Los ocupantes forzaron las puertas y entraron en medio de gritos y música. Pretenden celebrar, hasta el martes, una serie de espectáculos y actuaciones musicales. El grupo Ojos de Brujo está en la programación.

A las ocho de la tarde empezó el jaleo frente al teatro Arnau. Un grupo heterogéneo de jóvenes -unos vinculados al mundo de la cultura, otros procedentes del movimiento okupa- trató de provocar una "histeria colectiva" a ritmo de una melodía improvisada. El sonido de los tambores, del saxofón y del acordeón no eran gratuitos. Respondían a una estrategia preconcebida. Mientras los músicos distraían a propios y extraños, unos cuantos aprovechaban el jolgorio para golpear con mazos la puerta principal del teatro. Una pancarta, convenientemente emplazada, les ayudó a penetrar en el interior con cierta discreción.

En pocos minutos, la puerta lateral -en la calle Nou de la Rambla- se abrió en medio del entusiasmo de la multitud. Los jóvenes entraron de forma ordenada y se sentaron en las butacas, llenas de polvo después de seis años de inactividad artística. Agnès, actriz de profesión, se subió al escenario enfundada en un vestido rojo y una boa negra al más puro estilo cabaretero. "Hago esto por ayudar; Barcelona tiene muchos espacios desaprovechados", señaló.

El objetivo de los jóvenes, que ayer inspeccionaban con curiosidad el escenario, la platea y hasta los camerinos sin vida, era precisamente ése: resucitar un teatro con más de un siglo de historia -abrió sus puertas en 1903- y celebrar cinco días de fiesta ininterrumpida. Todo estaba previsto de antemano. Hasta un detallado programa de las actividades lúdico-culturales que planean celebrar. La oferta es variopinta: va dirigida al oído y a la vista, pero también al estómago. Desde churros con chocolate y café, por la mañana, hasta las actuaciones musicales de la noche.

Si los planes de los jóvenes no topan con la intervención del Ayuntamiento de Barcelona, el plato fuerte está reservado para la última noche, la del martes, cuando está prevista la actuación de algunos integrantes del grupo barcelonés Ojos de Brujo. Antes, acudirán al teatro Arnau el cantante Pau Riba y el poeta Enric Casassas.

Claro que lo primero que hicieron ayer, nada más entrar, fue iluminar el espacio. Con algo de maña y un par de empalmes, lo lograron. No les resultó tan sencillo a los jóvenes conseguir agua. Ayer por la tarde tuvieron que conformarse con traerla en cubos desde una fuente cercana. El agua la querían para limpiar el local. No sólo por la ingente cantidad de polvo que acumulaba, sino también por las palomas muertas que aparecían en rincones insospechados.

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La música no cesaba. Como tampoco lo hacían las ganas de fiesta. Casi cada detalle quedó registrado en las decenas de cámaras que llevaban consigo los ocupantes. Todos parecían contentos por haber "liberado" el rebautizado como Arnau Paral.lel y haberlo rescatado, aunque sea por unos días, de su futuro, que pasa por echarlo abajo y darle otros usos. Todos, salvo un indigente que vive en la puerta principal y que trató de ahuyentar a los extraños con una cadena pitón.

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