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Una huelga deja Barcelona sin autobuses durante cuatro horas

La mayoría de usuarios ignoraba que hubiera un paro

La huelga de cuatro horas convocada ayer por el comité de empresa de Transportes de Barcelona, sociedad que gestiona los autobuses, tuvo un seguimiento general y dejó la ciudad sin este medio de las 10.00 a las 14.00. Los usuarios, que ignoraban mayoritariamente el paro, se vieron sorprendidos al llegar a las paradas. Con la acción, los conductores pedían medidas para evitar las agresiones de las que son objeto.

La plantilla de TB tiene unos 2.800 conductores, 2.300 en los días laborables. Durante las horas del paro trabajaban alrededor de 1.500. Ayer, casi todos se adhirieron a la huelga. Los sindicatos afirmaron que el seguimiento fue total, mientras que la empresa afirmó que sólo fue secundado por el 80% de la plantilla afectada.

Unos 600 conductores se concentraron en la plaza de Catalunya en demanda de mayor seguridad en el puesto de trabajo. Posteriormente, se dirigieron a la plaza de Sant Jaume para entrevistarse con el presidente José Montilla, sin conseguirlo. Los sindicatos denuncian que en el pasado año fueron agredidos hasta 40 conductores y que este mismo año va en aumento.

Aunque la empresa había colocado carteles informativos en algunas paradas, la suspensión del servicio pilló desprevenidos a muchos usuarios que, en general, se mostraron resignados e incluso comprensivos con la convocatoria del paro parcial. TMB no dispuso servicios mínimos por no tratarse de horas punta y por considerar que había suficiente transporte alternativo. La dirección decidió que no era necesario reforzar el servicio de metro.

Esta información ha sido elaborada por Rosa Cal, Yaisa García, Helena Villar y Cristina Garde.

Pedro Codina: "Hay gente que no paga y el chófer tiene miedo"

Pedro Codina, un jubilado de 78 años, decidió esperar el autobús junto a su mujer hasta que se reiniciase el servicio. "Llevamos aquí desde las 11.00, pero no tenemos prisa, lo tenemos todo hecho en casa", afirmó. La pareja no sólo aceptó con resignación el paro sino que, además, se solidarizó con los conductores de autobús: "Nosotros siempre cogemos la línea 156 y vemos que mucha gente entra sin pagar y el chófer por miedo no se atreve a llamarles la atención", dijo.

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Testigo de las agresiones a conductores

Antonia Espinar se encontraba ayer a la una de la tarde esperando el autobús tras finalizar su jornada laboral. Ningún otro transporte público podía llevarla a su destino, por lo que decidió esperar una hora más, hasta el final de la huelga. Pese a las molestias, se declaró "totalmente de acuerdo" con el paro y aseguró: "Una verdadera huelga no debe tener servicios mínimos". Para ella, la protesta era "lícita" ya que había sido testigo de diversas agresiones, sobre todo verbales, a conductores de autobús.

Sueli Fonseca: "La ciudad no puede estar cuatro horas sin servicio"

Sueli Fonseca, usuaria habitual del servicio de autobuses, ignoraba la convocatoria de la huelga. En su opinión, la medida era "algo exagerada" porque "una ciudad no puede quedarse durante cuatro horas sin autobuses". Además, comparó a los conductores de autobús con los taxistas porque cree que "siempre están protestando por la falta de seguridad" y criticó la inexistencia de servicios mínimos, ya que "mucha gente depende de este transporte para desplazarse porque el metro no llega a todas partes".

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