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Una ilusión con 225 años de historia

La Navidad ya muestra en Barcelona la más tradicional de sus caras: la Fira de Santa Llúcia, que este año cumple su 225 aniversario. Un total de 272 puestos ofrecen desde ayer sus productos junto a la catedral. Miles de barceloneses y turistas acudieron a la cita y pasearon entre abetos, caganers, guirnaldas, zambombas y todo tipo de objetos, algunos de ellos (joyas, artesanía...) sin relación aparente con las fiestas. Pero entre los tradicionales subsisten familias con décadas de historia. Son los clásicos, aquellos que el resto del año preparan o cultivan los productos que venden estos días. Lluís Mestre Guixà, de 81 años, ha pasado 66 vendiendo árboles, musgo y muérdago. Otro es Albert Deulofeu, pesebrista de cuarta generación, que innvova con "pesebres cuadro" para frenar "la pérdida de la tradición".

La familia Alós-Pla, otra entre los clásicos, lleva 20 años dando forma a la más popular entre las figuras del pesebre y, sin duda, la que más juego da para ofrecer una visión ácida e irreverente de la actualidad. Se trata del caganer, figura cuyos orígenes se remontan a los tiempos en los que la fertilidad de los campos de cultivo (de ahí el abono) era una de las principales preocupaciones de los catalanes.

Ahora, sin embargo, con el caganer se permiten experimentos artísticos y todo tipo de caricaturas. Este año los creadores no se han olvidado de políticos, futbolistas, cantantes e incluso príncipes. Destacan entre los que han irrumpido con mayor fuerza la pareja de moda, Shakira y Gerard Piqué; la líder del Tea Party de EE UU, Sarah Palin; los recién casados duques de Cambridge, y el nuevo alcalde Barcelona, Xavier Trias. Este último, contento con su figura, que ya reclamaba, pues dijo al recibir la figurilla el pasado viernes: "Esto es como el Polònia: si no sales, no eres nadie".

Pese a las innovaciones, el grueso de los asistentes mostró su preferencia por tradiciones que perviven, como la del belén y la de ornamentar hogares y puertas con muérdago. Abetos y luces, pese a tener su origen en otros lares, también han sido adoptados como propios por los catalanes, que pese a todo no olvidan a su caganer.

Información elaborada por Natalia Bravo.

JAVIER CORSO
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