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Un juez de Barcelona confirma el cierre de un bar porque se fumaron dos porros

El distrito quiere reabrir el Mendizábal, precintado por la Guardia Urbana

Un juez de lo contencioso-administrativo de Barcelona ha confirmado en una resolución el cierre del bar Mendizábal, que fue precintado el día 21 por la Guardia Urbana por tolerar el consumo de drogas, en concreto un par de porros. Pero, tras 11 días con la persiana echada, el Ayuntamiento de Barcelona quiere reabrir ya el histórico local, que es en realidad una barra adosada a la calle Junta del Comerç y una terraza en Floristes de la Rambla. Su cierre ha dejado a los dos socios y a cuatro camareros sin empleo y estupefactos a muchos vecinos del Raval que consideran desproporcionada la medida porque creen que la policía no ataca lo suficiente el tráfico de heroína en el barrio.

Rafael Raya, letrado de los propietarios del bar, presentó un día después del precinto una petición ante el juez para que levantara cautelarmente la sanción. Pero el magistrado la rechazó. "Fue una decisión genérica en la que el juez no valoró todas las pruebas", aseguró el abogado. Eso sí: el juez sugirió a los afectados que reclamen daños y prejuicios si el cierre es mayor que la sanción. El castigo oscilará entre un mes y un año de clausura y la multa, entre 6.000 y 60.000 euros.

Itziar González, edil de Ciutat Vella, quiere agilizar el expediente contra el Mendizábal, que abra pronto y que el caso se salde con una multa. González admitió que la terraza del bar ayuda a cohesionar y llenar de vida un espacio que, vacío, puede resultar problemático. Sin embargo, la concejal apuntó que el expediente policial abierto contra el bar habla de tráfico de drogas. "El documento cita dos actas por dos porros. Y a una persona que merodeaba por la terraza el día del precinto y que fue detenida en la misma calle y en otro bar", alega Raya. La primera acta es del 9 de noviembre cuando los agentes descubrieron a un joven con un canuto (lo requisaron) además de culpar a una de camarera de dar una calada a un peta. La joven lo niega. Y el 16 de diciembre, requisaron un porro apagado sobre una mesa.

"Todo es un poco surrealista", insistió Raya aludiendo a que la Guardia Urbana ha decretado el cierre provisional del bar y ahora el Ayuntamiento quiere abrirlo de forma cautelar mientras se resuelve la sanción que, de hecho, el bar ya cumple. Los dos socios, Sergi Vila y Carlos Begueria, se reunieron la semana pasada con la gerente del distrito y están esperanzados con una próxima reapertura. El Mendizábal es el cuatro bar cerrado en 2009 por tolerar el consumo de drogas.

Muy popular en el barrio, y tan famoso que ha salido en anuncios, películas y guías turísticas, el cierre del Mendizábal ha dejado perplejos a muchos vecinos del Raval, donde se tiene la percepción de una inseguridad nunca vista. González reconoció esa sensación y vinculó el aumento de delitos a la crisis. La calle de Montjuïc del Carme amaneció hace 15 días, por ejemplo, empapelada con una veintena de folios en los que un profesor de inglés relataba cómo había sido atracado. La asociación Un Raval per viure ha recogido unas 500 firmas que llevarán al Ayuntamiento y la Generalitat para denunciar la degradación del barrio. El escrito incorpora una lista de agravios como tráfico de drogas; el proxenetismo; robos y atracos a turistas y vecinos; ruidos; suciedad; venta ambulante, y el estacionamiento de indigentes. "Con todo eso, lo del Mendizábal ha sido una bofetada. Suponemos que lo hacen para recaudar dinero porque a los traficantes de verdad no les hacen nada", dice Jordi Matador, miembro del grupo que sostiene que el Consistorio parece hacer mobbing con los vecinos. Hoy piensan mostrar sus quejas en la audiencia pública del distrito.

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