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Reportaje:

La lectura se hace cuesta arriba

Maestros, padres y editores constatan el desapego al libro entre los alumnosEntre los alumnos que dejan los estudios crece el distanciamiento de lo cultural, incluido el hábito de la lectura, que se mantiene entre los demás

Muchos de los que hoy son cincuentones o sesentones leían, cuando se asomaron a la adolescencia libros como Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas, y El último mohicano, de Fenimore Cooper. Bastantes de los hoy treintañeros se decantaban por la serie Torres de Mallory, de Enid Blyton. Los que hoy son adolescentes o muy jóvenes se han curtido más con Harry Potter, de J. K. Rowling, o con Manolito Gafotas, de Elvira Lindo. Pero cuesta cada vez más que los alumnos adolescentes lean más allá de los libros de texto. Lo dice un estudio del Consejo Catalán del Libro Infantil y Juvenil hecho público hace dos semanas y lo corroboran profesores, docentes y editores consultados.

En contrapartida, ganan tiempo entre los estudiantes de secundaria el chateo y la navegación por Internet, escuchar música o ver la televisión. A medida que transcurren los cursos, el hábito de lectura cae más entre los estudiantes. El informe señala que a partir de los 12 años los alumnos leen cada vez menos. El sondeo se hizo el curso pasado a 1.200 alumnos de entre 12 y 16 años, 400 familias con hijos de 6 a 16 años, y la misma cantidad a profesores con responsabilidades directivas.

Los alumnos de cuarto de secundaria (15 años) son el segmento en el que más baja la costumbre de leer libros. Los que lo hacen cada día o alguna vez a la semana son el 44,1%. Cuatro años atrás eran el 53,5% (véase EL PAÍS del pasado 19 de febrero). Este descenso de 9,4 puntos equivale a una caída del 17,6%.

Otros datos de la encuesta son que las chicas leen más: lo hace el 68,5%, frente al 54,2% de los chicos.

Profesores, padres y editores consultados por EL PAÍS constatan el desapego a lo libresco en favor de lo digital.¿Qué leen los alumnos? Los más jóvenes, libros de aventuras, de terror y de fantasía, y a medida que crecen, historias de amor, revela la encuesta.

Éstas son las opiniones de algunos expertos.

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ISIDRO CABELLO

"Los que siguen no varían mucho sus hábitos"

"En los últimos 15 años se produce de forma creciente en la ESO un desgajamiento: según crecen los alumnos, aumenta la separación entre los que siguen los estudios y los que no; aquéllos no han variado mucho sus hábitos de lectura; entre los que no siguen, crece el desapego a lo cultural, que incluye la lectura", dice este catedrático de Lengua Castellana del Instituto Investigador Blanxart, de Terrassa. "Según avanzan las etapas, son más o de más entidad las lecturas obligatorias en la clase, por lo que son muchas las lecturas de los alumnos que leen, aunque no les quede tiempo ni ganas de leer más. En hábitos de lectura y consecución del graduado escolar hay un paralelismo entre ambiente sociocultural del alumno y sus resultados escolares".

VÍCTOR CLIMENT "La utilidad social de la lectura cotiza a la baja"

"La televisión, Internet y las redes sociales son fuentes de información muy atractivas y de fácil comprensión para un joven", recalca este profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Barcelona. "Leer, para algunos, es un placer, pero exige un esfuerzo y un aprendizaje que muchos no están dispuestos a hacer. En la sociedad prima la imagen y lo inmediato, mientras que la reflexión y el debate ocupan una pequeña parcela. La utilidad social de la lectura cotiza desde hace décadas a la baja".

PERE FARRIOL "Si los padres leen, los chicos también"

"Cuesta cada vez más que los chicos lean. Los ordenadores y la televisión hacen que la lectura caiga", dice el presidente de la federación de familias de alumnos de secundaria FAPAES. "Aconsejamos que se lea en casa. Si los padres leen, los chicos pueden leer más. Y el profesor debe motivar a leer. Las cosas pueden mejorar cuando se extiendan los libros digitales, pero eso puede tardar".

JAUME PRAT "Las nuevas tecnologías deben mejorar la cultura"

"La puerta al mundo, a la cultura, ya no es monopolio de los libros. La revolución que Internet hace en nuestras vidas significa que se ha convertido en la principal puerta de acceso al mundo y a la cultura", asegura el director del Instituto Juan Manuel Zafra, de Barcelona. "Buena parte de los jóvenes, cuando sean mayores, serán buenos lectores, aunque los libros del futuro cambiarán a formato digital y el papel será entonces un vestigio del pasado. Las nuevas tecnologías son herramientas para mejorar la cultura, no para empobrecerla".

IOLANDA BATALLÉ "Y eso que tenemos a Stilton y Meyer"

"Las cifras a la baja me sorprenden porque se producen en un momento dulce de la literatura infantil y juvenil, con fenómenos brutales como la serie del ratoncito Gerónimo Stilton o los amores de vampiros adolescentes de Stephenie Meyer, y si ni así mantenemos los índices...", se preocupa Iolanda Batallé, flamante directora editorial de La Galera. Su estrategia para revertir la situación pasaría por una mayor presencia del libro en blogs y redes sociales: "Los niños se mueven cada vez más, y a más tierna edad, en estos espacios, que de alguna manera vienen a funcionar como un club de lectura, donde no haber leído el último Harry Potter o la Meyer hace que no seas cool, al igual que ocurre con los juegos de Play Station". Por eso cree que el sector deberá experimentar más con el libro electrónico, "aunque veremos si el gadget les hace leer más; ni así está claro".

CARLES SALA "Leer debe ser una asignatura transversal"

"Amén de que igual deberíamos hacer la lectura más transversal, no vinculándola exclusivamente a la asignatura de lengua, no tengo la sensación de que se hagan muy mal las cosas en las escuelas", apunta Carles Sala, que es un recién llegado al género infantil y juvenil pero con una pituitaria especial: siete obras escritas, cinco premios (el último, el Folch i Torres). Maestro y logopeda escolar, cree que la clave está en que "la lectura entra de lleno en la cultura del esfuerzo". Fórmula desde su sector: "Trabajar mucho los personajes, que los jóvenes puedan ver en ellos cómplices, amigos. De eso siempre se va necesitado".

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