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La lenta lucha contra el hacer novillos

Las ausencias en la escuela se reducen poco a poco en el distrito de Badalona con más alumnos absentistas

Badalona declaró hace tiempo la guerra al absentismo escolar. Los primeros frutos se recogen ahora. En Badalona Sur, el distrito de la ciudad donde hay más faltas a clase, ya se nota. En medio de un clima difícil, tres escuelas -Baldomer Solà, Josep Boada y Lestonnac- han rebajado el absentismo. Gota a gota, alumno a alumno, empiezan a recoger los frutos, aún magros, de un plan que lleva dos años en funcionamiento.

Los absentistas bajaron el curso pasado del 41,6% al 39,4% en la escuela pública Baldomer Solà, y del 61% al 59,5% en el colegio concertado Lestonnac, en secundaria. En la escuela pública Josep Boada la caída es de décimas (véase el gráfico adjunto), pero en Lestonnac ha subido del 38,5% al 41,1% en los niveles de infantil y primaria. En estas escuelas se consideran absentistas los alumnos que faltan sin justificación más del 10% de los días en un mes.

"Les digo que sin escuela sus hijos serán marginados", dice una promotora
"Hay que concienciar a las familias de que los niños han de madrugar para ir a clase"

La lucha contra los novillos moviliza en estas escuelas a un equipo de maestros, educadores y promotores sociales. Un porcentaje elevado de los alumnos de estos centros son de etnia gitana. Los alumnos inmigrantes son numerosos. Pero hay absentistas entre los españoles y los extranjeros, dice Mireia Gomà, educadora social en la escuela Lestonnac. "Lo que hay de común en las familias con hijos absentistas es el poco valor que dan a la escuela, y su nivel cultural. Cuesta combatirlo, pero estamos contentos porque vemos los primeros frutos, aunque sean pequeños. Ahora lo importante es seguir con el proyecto, no abandonar", dice Gomà.

Para los educadores la mañana empieza cada día con visitas a las casas de los alumnos absentistas. Visitan una y otra vez a los más reincidentes. Si las cosas no mejoran, avisan a la Guardia Urbana, que va a los domicilios y les insta a ir al colegio. El Ayuntamiento de Badalona está implicado de forma directa porque forma parte del Consorcio Badalona Sur y, junto con la Generalitat, impulsa este proyecto de ayuda a la escolarización.

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Montserrat García es una de las promotoras escolares que visitan a las familias. Es de etnia gitana y cree que por eso está en mejores condiciones para ser su interlocutor. "Les visito y les explico que sin educación sus hijos quedarán marginados y vivirán en guetos. Les recuerdo que la venta de chatarra ha bajado y la venta ambulante también, y que si no saben leer y escribir, y algo más, se quedarán fuera".

Yolanda Camacho es integradora social y hace equipo con Laura Lage, educadora social, en la escuela Baldomer Solà. "Faltar sin motivo a la escuela es grave para muchas familias, pero para muchos absentistas no lo es. Ese es un grave problema", asegura Lage. "Falta cultura de ir al colegio, falta aprecio por la escuela como algo que les puede ayudar en la vida. Muchos padres prefieren que sus hijos les ayuden a vender en el mercado o en casa a que vayan a clase", añade. "Pero también hay familias responsables que están en las asociaciones de padres en las escuelas", señala Cristina López, educadora social.

En la escuela Baldomer Solà, la directora, Francisca Guzmán, asegura: "Hay alumnos que faltan a clase porque se acuestan muy tarde. Ven la televisión o juegan. Hay que concienciar a las familias de que tienen que levantarse pronto para ir a la escuela. Cuesta, pero poco a poco vamos rebajando el absentismo. Hay que seguir trabajando. El absentismo se da más en las familias con un nivel social bajo". A la puerta del centro, algún padre rehúye las preguntas.

En secundaria es más difícil atajar las faltas a clase. "Los alumnos se hacen mayores y son los propios chicos quienes deciden y, además, entre las familias de etnia gitana hay tendencia a que las chicas se queden en casa a partir de los 14 años para cuidar a sus hermanos o ayudar a sus padres en la venta ambulante", dice Gomà. De hecho, en Lestonnac hay más alumnos que faltan a clase en secundaria que en primaria.

"Hay algo que suele surtir efecto: decirles que si no llevan a los chicos a clase les pueden quitar la ayuda del PIRMI [renta mínima de inserción]. Entonces se dan cuenta y la situación mejora, pero hay que estar encima", afirma Montserrat García.

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