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Columna
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Un mundo al revés

¿Recuerdan el poema Un lobito bueno de José Agustín Goytisolo que cantaba Paco Ibáñez? Decía así: "Érase una vez / un lobito bueno / al que maltrataban / todos los corderos. / Y había también / un príncipe malo, / una bruja hermosa / y un pirata honrado. / Todas estas cosas / había una vez, / cuando yo soñaba / un mundo al revés".

La semana pasada fue también la del mundo al revés en nuestro país.

El miércoles 12, Zapatero nos sorprendió con unas medidas drásticas de ahorro para paliar el déficit español. Una, que desde que empezó la actual crisis provocada por la ingeniería financiera creía ingenuamente que algún efecto modulador tendría sobre este salvaje sistema capitalista que todo lo domina, se rinde a la evidencia de que el mercado es el mercado e impone sus normas, tanto si gustan a los populares como si disgustan a los socialistas. De modo que, mientras la banca aumentará sus beneficios, los y las pensionistas verán congeladas sus pensiones, ya de por sí bastante exiguas. O sea, mientras los financieros seguirán jugando al golf, quienes viven de su pensión van a tener que hacer más juegos malabares para llegar a final de mes.

El Partido Popular dice que con las pensiones no se juega. Estaría bien si siempre hubiese tenido esa política de velar por los débiles

El jueves 13, el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, al salir de la reunión en la Moncloa, declaraba su satisfacción por las medidas antidéficit de Zapatero y, por si a algún agente social se le ocurría agitar fantasmas y convocar medidas extraordinarias de protesta, añadía: "el país no está en este momento para huelgas". Paralelamente, el mismo telediario que nos ofrecía sus palabras en directo daba la noticia de las personas afectadas por su pésima gestión en Marsans, su propia compañía. Así, podíamos oír a una pareja, sin pinta de jugar al golf, lamentar que, después de haber pagado un crucero por el Mediterráneo a su padre y madre jubilados, Marsans les había dejado sin viaje y sin dinero. Es decir, que Díaz Ferran no quiere huelgas, pese a que él lo ha hecho tan mal que debería estar en el paro.

El viernes 14, nos conmocionaba la imagen del juez Garzón saliendo de la Audiencia Nacional, rodeado de multitud de personas que le manifestaban su apoyo frente a la decisión del Consejo del General Poder Judicial (CGPJ) de suspenderlo de sus funciones. En el mismo telediario en que se veía al noble juez, emocionado, asumiendo una situación injusta para él y bochornosa para el país, se podía oír a Miguel Bernard, secretario general de Manos Limpias y conocido militante ultraderechista, proclamando a los cuatro vientos que la suspensión cautelar del juez era un "triunfo de toda la sociedad". ¿De qué sociedad, se pregunta una? Será de la suya, una sociedad aún franquista.

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La semana pasada también nos regaló dos frases ilustrativas de ese mundo al revés. Una, la pronunció Francisco Camps en una comparecencia ante los medios de comunicación tras el fallo del Tribunal Supremo que ordenaba reabrir la investigación de la trama del caso Gürtel. Era el 12 de mayo, y dijo que no tenía miedo porque era "absolutamente inocente". Otra, la pronunció Baltasar Garzón en la Casa América en una conferencia sobre las víctimas judías de la dictadura militar argentina. Era el 13 de mayo, la víspera de la decisión del CGPJ sobre su suspensión, y dijo: "Estoy tranquilo. Soy inocente". Dos hombres, la misma frase y, sin embargo, ¡qué dos personajes tan distintos! Desde luego, hay expresiones que, en según que bocas, deberían provocar la caída inmediata de todos los dientes.

Y esta semana hemos seguido en el mundo al revés. El Partido Popular ha dicho que con las pensiones no se juega, lo que estaría bien si siempre hubiese tenido esa política de velar por los más débiles. Sin embargo, entre 1996 y 2004, mientras gobernaron, las pensiones mínimas de viudedad y de jubilación ganaron sólo un 2% de poder adquisitivo, mientras que, entre 2004 y 2010, con los socialistas, la ganancia ha sido de más del 24%.

Y todas estas cosas no las hemos soñado. Todas estas barbaridades están ocurriendo de verdad en nuestro país.

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