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Las nucleares asumen el reto de ganarse la confianza de los ciudadanos

Las centrales nucleares son conscientes de que están en el ojo del huracán: la fuga radiactiva de Ascó en 2007 y la sucesión de averías -las nucleares de Cataluña copan el 65% de los sucesos registrados en España en 2008- han minado el prestigio de un sector que subraya su seguridad y capacidad de producir energía. "El problema es ganarse la confianza de los ciudadanos", apuntó ayer Torsten Carlsson, miembro del Consejo Nacional Sueco de Residuos Nucleares, en un coloquio sobre las nucleares organizado por la Fundació Catalunya Europa. El resto de los asistentes, en su mayoría vinculados a la industria nuclear española, tomaron nota.

El rechazo a las nucleares es hoy del 37% en la Unión Europea, frente al 20% de partidarios, según un estudio que presentó Javier Reig, directivo de la Agencia de Energía Nuclear. Para invertir la tendencia, las nucleares se apoyarán en el cambio climático: no emiten dióxido de carbono. Y en el trabajo: "La gente debe saber qué hacemos y cómo", alegó un ingeniero asistente al coloquio.

Suecia podría ser el ejemplo: en los años setenta sus ciudadanos querían cerrar las nucleares del país. Hoy "han aprendido a convivir con ellas", dijo Carlsson. El cambio se fraguó a base de seguridad y transparencia. En el país nórdico, cualquiera puede entrar en una nuclear y pedir información. "Y se le atiende sin problemas", dijo Carlsson.

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