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Las obras del trasvase del Segre empezarán sin el permiso de Narbona

La instalación de la tubería, con un coste de 45 millones, arrancará en abril

Una única solución y casi fuera de tiempo. El trasvase del Segre al Llobregat que promueve el consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, debe entrar en funcionamiento dentro de siete meses, pero requiere cinco de obras previas, afirmó ayer el director de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Manel Hernández. Ante la estrechez del margen, Hernández admitió tras la rueda de prensa, con la mano derecha de Baltasar pellizcándole la espalda para que midiera sus palabras: "No hace falta esperar a que se apruebe el decreto ley del Gobierno para empezar los trabajos". Un decreto que el Gobierno tiene que aprobar , recordó anteayer la ministra de Medio Ambiente en funciones, Cristina Narbona, porque el Segre, como río de la cuenca del Ebro, es competencia del Gobierno central.

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El informe técnico sobre el trasvase que la ACA entregó a Baltasar es aún más preciso: calcula que ese decreto no se aprobará hasta los meses de junio o julio, y recomienda que las obras empiecen alrededor del 15 de abril, en menos de 20 días, dada la "limitación temporal" que afronta el proyecto. El documento estima que el coste del "auxilio del río Segre al Llobregat" será de 45 millones de euros para un aporte máximo de 45 hectómetros cúbicos en los ocho meses que, según Baltasar, estará activo el trasvase. Éste podría aportar, por sí solo, casi dos meses del agua que bebe el área metropolitana, según los cálculos del propio departamento -24 hectómetros mensuales-. Pero el clavo al que se agarra Baltasar es disponer de agua de apoyo para alcanzar la primavera de 2009, cuando la desalinizadora del Llobregat esté operativa y su aporte pueda substituir la "captada" desde el Segre.

El requisito de desinstalar el trasvase en la primavera de 2009, que el departamento exhibe como muestra de la "provisionalidad" de la captación, fue reiterado ayer por Baltasar. No aparece, sin embargo, en las condiciones del texto que el informe propone enviar al Congreso, con vistas a la aprobación del decreto ley. La única limitación temporal que figura en ese redactado se vincula a que el Sistema Ter-Llobregat recupere la situación de Excepcionalidad I, es decir, cuando sus reservas se sitúen en un nivel cercano al 40%. Sí recoge el informe que "es probable" que el Segre se mantenga en situación de emergencia hasta el próximo verano, a dos meses de empezar el trasvase.

La Generalitat entiende que, hasta entonces, tiene competencias para emprender cualquier obra que estime conveniente. "Nadie puede decirnos si nos dejan hacer obras o no. Y si hemos de esperar a la ley, quizá sea demasiado tarde", puntualizó un técnico del Gobierno catalán. Éste calcula que sólo necesita el aval del Gobierno central para cuando empiece a captar agua del Segre para llevarla al Llobregat, río que alimenta el área barcelonesa, cuyas reservas hídricas son las más aquejadas por los 18 meses sin lluvias significativas en la región. Ayer, los embalses del sistema Ter-Llobregat estaban al 20,47%, a menos de medio punto para la entrada en situación de emergencia.

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Retrasar el trasvase del Segre al Llobregat comportaría alcanzar un nivel de reservas inferior al 15%, con los consiguientes problemas de calidad del agua y la aplicación de severas restricciones domésticas. "El auxilio es imprescindible para evitar las restricciones domésticas", destaca el documento de la ACA.

Pero la nieve también suma. Baltasar estimó que las últimas nevadas pueden retrasar la entrada en emergencia unos 15 días, hasta mediados de abril. Y las cotas altas del Pirineo de Lleida recibieron ayer nuevas nevadas. Éstas, junto con lo que pueda caer en los próximos días, contribuirá a mejorar los caudales de los ríos y las reservas de los pantanos. El último frente de nevadas alcanzó todas las comarcas de montaña, donde dejó espesores de más de cinco centímetros, y afectó a la circulación de las principales vías del Pirineo, informa Lluís Visa.

La nieve generó problemas en las vías y obligó a restringir el paso de camiones articulados por el túnel de Vielha, en la carretera N-230, y a utilizar cadenas para circular por la C-13 entre Llavorsí y Esterri d'Àneu; entre Llavorsí y Tírvia; en los accesos a Tavascan; en la C-142 entre la estación de Baqueira y Pla de Beret; en la C-147 entre Esterri d'Àneu y Alos d'Isil; en el puerto de La Bonaigua, y en el valle de Boí desde el cruce con la N-230 hasta el Pla de l'Ermita.

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