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El pleno de Torroella veta la mezquita entre duras críticas de la oposición

El alcalde tacha el templo de "falsificación histórica que rompe la armonía" - "No es una nave industrial, es un centro de culto", recuerdan los musulmanes

El Ayuntamiento de Torroella de Montgrí revocó ayer en el pleno la licencia de obras otorgada por el anterior gobierno a la comunidad musulmana para construir una mezquita en el polígono industrial de la localidad. El inicio de las obras estaba previsto para este mismo mes. El alcalde, Jordi Cordón (CIU), que exige a los musulmanes que modifiquen la fachada del edificio porque sus formas árabes rompen con la tradición, encargó un informe al arquitecto municipal en el que se detalla las deficiencias del proyecto. La revocación se aprobó con los votos de CIU, L'Estartit som tots y PP.

La oposición cargó duramente contra la decisión del alcalde, al que acusó de utilizar las cuestiones técnicas como pretexto para frenar la nueva mezquita. La exregidora de urbanismo de Unitat i Progrés Municipal, Cati Matas, defendió la legalidad del proyecto y declaró que "la estética es subjetiva" y que "no está regulada por ninguna ley".

El arquitecto detalla en su informe que el expediente que sirvió para dar la licencia carece de varios informes y estudios -de movilidad, de seguridad...- lo que incumple la Ley de Centros de Culto de la Generalitat, alega el Consistorio. Matas rebatió los argumentos del arquitecto y defendió que el proyecto "cumple toda la normativa local y de orden superior". La exregidora admitió algún "error administrativo", pero defendió que la licencia es "correcta"; que puede "revisarse" pero no "revocarse". "No hacía falta montar este espectáculo", le espetó al alcalde. Lo mismo opinó Josep María Rufí, exalcalde de Esquerra Republicana: "Las deficiencias las podían haber solucionado sin traer el asunto al pleno".

El informe, que debería servir como referencia a los responsables del proyecto no detalla cuáles son los elementos de la fachada que no agradan al equipo municipal. El alcalde alega que no ha sido evaluada la adecuación del proyecto a la ordenanza municipal de protección del paisaje rural y urbano. Esta ordenanza solo contempla, en el artículo 15, que "el Ayuntamiento podrá vetar la colocación de cualquier elemento identificador si considera que distorsiona la armonía del paisaje".

El alcalde, Jordi Cordón (CIU), insistió durante el pleno de ayer que el aspecto exterior del edificio "es una falsificación histórica que rompe con la armonía urbana". Los responsables del proyecto habían previsto un minarete pero lo retiraron por petición del anterior gobierno. Sin embargo, ni el alcalde ni su equipo han comunicado a los afectados qué cambios tendrán que hacer en la fachada. "Todavía no sabemos lo que quieren", explicó Rafik Bendali, portavoz de la comunidad musulmana. Bendali aclaró que están dispuestos a hacer cambios en el proyecto, pero no hasta el punto que el edificio pierda toda identidad. "No queremos una nave industrial. Es un centro de culto", dijo. El alcalde y el portavoz de la comunidad musulmana se mostraron dispuestos a seguir negociando un acuerdo.

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