_
_
_
_
_
Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

La pobreza en Cataluña

Cataluña tiene un nivel de renta per cápita equivalente a la media europea. A pesar de ello, el porcentaje de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza -el 18,6%- es claramente superior a la media de la Unión Europea, alrededor del 15%. Ésta es la principal conclusión del informe La pobresa a Catalunya, editado por la Fundación Un Sol Món, de Caixa Catalunya, en colaboración con la Fundación Bofill y que ha sido presentado hace unos días.

Éste es el tercer informe de estas características elaborado bajo el marco del Observatorio de la Pobreza y la Exclusión Social, y como en otras ediciones, su publicación ha obtenido un importante eco público. De esta forma se alcanza uno de los objetivos del observatorio, la sensibilización de la sociedad catalana sobre estas cuestiones.

Por su parte, los datos que han ofrecido los anteriores informes de la pobreza han sido usados en debates parlamentarios sobre política social, en la confección de más de un programa electoral de los partidos políticos catalanes y como base para la elaboración de nuevos marcos jurídicos, facilitando así la consecución del segundo objetivo del observatorio: poner a disposición de los agentes que intervienen en la acción social, y de forma muy especial de las administraciones públicas catalanas, una herramienta de planificación de políticas sociales.

Un análisis detallado de los cerca de 1,2 millones de catalanes pobres permite poner rostros concretos a los datos estadísticos. Al lado del perfil tradicional de la pobreza estructural en Cataluña, representada por el colectivo de mujeres mayores, mayoritariamente viudas, dependientes de pensiones insuficientes, aparecen evidencias claras de las nuevas formas de pobreza.

Por una parte, están las personas con una mayor dificultad de acceder al mercado laboral (parados, inactivos y personas con invalidez laboral); por otra, las personas inmigradas de países no comunitarios (cuatro de cada 10 inmigrantes son pobres en Cataluña). También las personas jóvenes con empleo precario y las parejas jóvenes con hijos aparecen entre las formas emergentes de pobreza en Cataluña, muy relacionadas en estos últimos casos con el proceso de encarecimiento de la vivienda de los últimos años.

Las diferentes personas y entidades sociales que trabajan ayudando a los colectivos más desfavorecidos de nuestra sociedad están comprobando cada día la veracidad de estos datos. En Cataluña, las causas de la pobreza son múltiples. Entre otras, se podrían citar los altos niveles de fracaso escolar, la concentración de déficit en algunos barrios y territorios, y los marcados cambios en la estructura de las familias, que no permiten mantener las tradicionales redes de apoyo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

A pesar de ello, los principales vectores de pobreza en Cataluña son un sistema de pensiones insuficiente, la precariedad del mercado laboral y las dificultades de acceso a la vivienda. El resto de las cuestiones de la agenda social, cultural, económica y hasta ecológica están relacionadas en mayor o menor medida, pero radican en aquellas tres.

Ante esta situación, desde hace unos años se vienen aplicando políticas sociales que intentan paliar esta situación. Las diferentes administraciones han invertido recursos de forma creciente en política social, aunque en niveles inferiores a los de otros países de nuestro entorno.

Ya sea por la profundidad del cambio social en nuestra sociedad, que ha registrado unos niveles de crecimiento de la inmigración que no se conocían en toda la Unión Europea, ya sea por la insuficiencia de las políticas sociales desarrolladas, la comparación de las diferentes mediciones de la pobreza realizadas permite concluir que los niveles de pobreza en Cataluña se han incrementado en los últimos años.

Sin embargo, en estos años se ha generado una respuesta importante desde la sociedad civil, concretamente desde el que denominamos tercer sector, un conjunto de asociaciones, fundaciones, cooperativas, entidades y empresas sociales que han tenido que cambiar radicalmente su oferta y ampliarla de una manera significativa a medida que las necesidades de su entorno cambiaban y aumentaban.

Éste ha sido un ámbito que ha precisado introducir niveles de innovación importantes y que los deberá seguir introduciendo -seguramente con apoyo público- si sequiere revertir la situación actual. Programas como los microcréditos para el autoempleo, la creación de lugares de trabajo de inserción mediante el reciclaje de ropa usada (Roba Amiga) y el fomento de la convivencia entre personas mayores y jóvenes estudiantes (Viure i Conviure) que han sido impulsados por la Obra Social de Caixa Catalunya forman parte de este nuevo enfoque innovador, que se caracteriza por alcanzar un elevado impacto social a través de la colaboración entre la Administración, el sector privado y el tercer sector.

Para poder realizar un seguimiento adecuado del impacto de estas nuevas políticas seguirá siendo necesario el esfuerzo de observación continuada de la situación de la pobreza y la exclusión social que permita seguir detectando las nuevas tendencias sociales y avanzar, de esta manera, hacia una sociedad más justa e inclusiva.

Àngel Font es director de la Fundación Un Sol Món, de la Obra Social de Caixa Catalunya.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_