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La reserva natural de Sebes agoniza bajo el Ebro

Endesa ha incrementado la inundación del tramo fluvial

Siempre es otoño en la reserva natural de Sebes (Ribera d'Ebre), espacio protegido a los pies del río Ebro y en cuyas islas fluviales crece el principal bosque de ribera de Cataluña, intacto hasta hace una década. "Se ha muerto y ya no brotará", suspira al golpear un árbol hueco Marc Viñes, responsable de proyectos de la reserva gestionada por la ONG ecologista Grupo Natura Freixe. La vegetación de ribera ya apenas reverdece por primavera y las cigüeñas llevan años anidando sobre madera muerta. "El bosque del presente está acabado, trabajamos para salvar el bosque del futuro", detalla Viñes.

La degradación del bosque se hizo visible a principios de siglo y arrecia desde entonces. Los técnicos de la reserva, 204 hectáreas ubicadas en el cerrado meandro de Flix y cercadas por el embalse de la central hidroeléctrica de Endesa, determinan que la actividad de la compañía ahoga la vegetación. Endesa no admite culpa y el acuerdo, en el que median el Departamento de Medio Ambiente y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), permanece encallado desde hace dos años.

El bosque estuvo inundado 305 días en 2008 frente a los 163 de 1999

Endesa siempre ha actuado dentro de la legalidad, señala la CHE, organismo responsable de la gestión del Ebro. La compañía se sitúa al límite de la concesión establecida por la confederación, pero no lo incumple. La eléctrica mantiene estable el nivel del Ebro a su paso por Flix en la cota de 41 metros, cuando antes oscilaba periódicamente entre ese nivel y un metro por debajo. Y es esa alteración de nivel la que produce que la inundación sea casi permanente: en 2008 el bosque permaneció 305 días bajo el agua por los 163 días de inundación registrados en 1999. Ese año Endesa absorbió la compañía Enher, propietaria del embalse de la central hidroeléctrica de Riba-Roja y localizada unos 10 kilómetros río arriba desde la planta de Flix. La competencia entre ambas centrales garantizó un hábitat que permitió la expansión del bosque de ribera, integrado en la red de protección de la UE Natura 2000. Desde que ambas centrales pertenecen a la misma compañía, se optimizan los recursos. El pantano de Flix se mantiene al máximo de su capacidad y la reserva natural subsiste ahogada de agua.

Tras media docena de reuniones, Endesa y la entidad ecologista sólo coinciden en dos puntos. Ambos asumen que el estado de la reserva empeora año tras año y que desde 1999 se ha incrementado en alrededor de un metro el nivel de inundación de la zona. A partir de ahí, empiezan las diferencias. "Nuestro negocio es hacer kilovatios, no salvar reservas naturales", señala el responsable medioambiental de Endesa, Antoni Palau. "Científicamente no es creíble que nuestra gestión esté degradando el bosque", añade. Endesa ha propuesto trasladar el bosque de ribera a otros terrenos, lo que la gestora ecologista ha considerado un despropósito. A cambio, insisten en que el embalse vuelva a regularse del mismo modo que antaño. "Eso implica costes demasiado elevados", alega Palau. El técnico no precisa cifras, pero en las reuniones se hablaba de unos 2.200 euros diarios, según los gestores de la reserva. "Con unos 30 días podríamos salvar el bosque. En total, 66.000 euros anuales", calcula Viñes. "Resulta inasumible y no garantiza nada", insiste Palau.

El desacuerdo permite que el color marrón vaya asentándose en los árboles de hojas raídas de Sebes. Ello inquieta a Medio Ambiente, sin competencias en la gestión del Ebro, pero responsable de garantizar el buen estado de la zona ante la UE. "Se trata de un espacio Natura 2000, de la degradación de un hábitat de interés comunitario. Alguien tendrá que responder ante Europa acerca de dicha degradación", advierte el responsable medioambiental de la Generalitat en las Tierras del Ebro, Victor Gimeno.

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Medio Ambiente ha instado a Endesa a modificar su gestión hidrológica, pero la empresa sólo está obligada a responder ante la CHE. "Nuestro papel es el de mediadores para que ambas partes lleguen a un acuerdo", precisa una portavoz de la Confederación. "No tomaremos ninguna otra postura en el asunto. Si Endesa cumple con la concesión, no podemos exigirle más".

De las 134 especies vegetales de esa reserva inundada por el Ebro, una de cada cuatro se halla en peligro y la mitad sufren daños visibles. "El resto de especies también empiezan a verse afectadas, las ramas brotan sin fuerza", apunta Viñes mientras escruta con desesperanza un vasto cañizal.

"Todo esto quedará invadido de cañas. Con el río inundando la reserva no crecerá nada más", advierte el técnico. La CHE confía en que las reuniones desencallen el problema. La última se celebró el pasado junio, sin avance alguno. Para la próxima aún no hay fecha.

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