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ELECCIONES CATALANAS

Los socialistas afrontan en Cataluña su primer examen electoral en plena crisis

CiU se reivindica como única garantía sólida para encauzar la economía

Miquel Noguer

"Hoy hemos perdido dos Gobiernos de golpe, el de España y el de Cataluña". Este particular análisis lo hacía en privado un dirigente del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) el pasado 12 de mayo, cuando no había pasado ni media hora desde que José Luis Rodríguez Zapatero anunciara en el Congreso la congelación de las pensiones y el primer tijeretazo de la historia al sueldo de los funcionarios.

Seis meses más tarde, los socialistas afrontan en Cataluña desde la pasada medianoche su campaña más difícil desde que accedieron a la Generalitat, en 2003. El objetivo es quitarse el pesimismo de encima y convencer a su castigado electorado de que los recortes eran necesarios para volver a la senda del crecimiento. El mensaje, de momento, no ha calado y todas las encuestas vaticinan que el primer gran batacazo de los socialistas tendrá lugar precisamente en la comunidad que llevó a Zapatero en volandas a La Moncloa.

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José Montilla se ha desgañitado las últimas semanas repitiendo el mensaje de que los recortes sociales se han llevado a cabo en toda Europa, no solo en España, y por parte de todo tipo de Gobiernos. En un intento de dar credibilidad al mensaje ante su electorado, el PSC hasta ha recurrido a la figura de Felipe González, adorado por las bases del partido, para hacer pedagogía. En un mitin celebrado la semana pasada en un barrio popular de Badalona, el ex presidente del Gobierno dejó a un lado cualquier cuestión catalana y, sin apenas citar a Montilla ni al PSC, dedicó media hora a explicar por qué Europa y España deben ajustarse el cinturón. Aun así, admitió que la izquierda está "desconcertada" y que debe prepararse para tiempos duros.

Para el PSC, esos tiempos duros pueden traducirse en pasar una larga temporada en la oposición si no logra movilizar a su electorado. En estos momentos, solo la mitad de los que votaron al PSC en 2006 tienen decidido que repetirán voto para Montilla, según la última encuesta de la Generalitat. La otra mitad nada en el desconcierto al que se refería González o se ha pasado directamente a apuntarse al "cambio" que predica el líder de CiU, Artur Mas, que ha logrado hacer cuajar su mensaje de que otro tripartito de la izquierda en Cataluña sería poco menos que una plaga bíblica.

Artur Mas promete pocas cosas más allá de abanderar este cambio. Quiere gobernar en solitario, pero no descarta ningún pacto. Su programa económico es suficientemente vago como para no asustar a la izquierda: promete un "ajuste" en los impuestos, no una rebaja generalizada, y aboga por mantener la sanidad gratuita, pero con desgravaciones fiscales para quienes contraten una mutua.

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Para que resalte su agenda nacionalista, lo cubre todo con otro paraguas no menos inconcreto, que es el de negociar con el Gobierno un sistema fiscal para Cataluña similar al concierto económico. Eso sí, sin concretar el cupo, la clave de bóveda para analizar si es viable la extensión a Cataluña del sistema de que gozan el País Vasco y Navarra.

Por inconcretas que puedan ser estas medidas, las propuestas de Artur Mas encandilan a entre el 30% y el 40% de los votantes socialistas, según las encuestas, por lo que los nacionalistas han diseñado una campaña de baja intensidad que tiene como principal objetivo no molestar a nadie y, sobre todo, no despertar al votante socialista desmovilizado.

Pero no es CiU el único enemigo del PSC. También le disputa su electorado Esquerra Republicana (ERC), que espera pescar votantes desencantados con la "docilidad" de Montilla ante Zapatero en asuntos como el recorte del Estatuto. Iniciativa per Catalunya (ICV) también acusa a los socialistas de haber traicionado sus principios con los recortes sociales. Y por si fuera poco, el Partido Popular (PP) aspira a abandonar su papel residual en Cataluña atrayéndose a los parados "víctimas de los socialistas".

Los socialistas tienen 15 días para evitar que la crisis, y también los avatares del Estatuto y una mala política de comunicación del tripartito, acaben con la mayoría de izquierdas en Cataluña.

Artur Mas coloca el primer cartel de Convergència i Unió en la plaza de Catalunya de Barcelona, al comenzar la campaña electoral.
Artur Mas coloca el primer cartel de Convergència i Unió en la plaza de Catalunya de Barcelona, al comenzar la campaña electoral.CARLES RIBAS
Arranca la campaña electoral en Cataluña en la que Artur Mas, de CiU, parte como favorito. Todos los sondeos vaticinan un cambio en la Generalitat, aunque los socialistas aspiran a seguir gobernando sin reeditar el tripartito. La convocatoria de un referéndum sobre la independencia es una de las principales propuestas de Esquerra Republicana.Vídeo: AGENCIA ATLAS

Todos contentos por el Barça-Madrid

El cambio de fecha del partido entre el Barcelona y el Madrid, que se jugará finalmente el 29 de noviembre, evita que este coincida con las elecciones.

Artur Mas (CiU): "Me parece que cuando en un país hay dos eventos tan importantes y singulares, no pasa nada si se hacen en días diferentes".

José Montilla (PSC) aseguró que el cambio le resulta "indiferente" y que espera ir al Nou Camp.

Alicia Sánchez-Camacho (PP) dijo que será "más fácil" montar el dispositivo de seguridad.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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