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Los sordociegos piden atención específica para sus necesidades

Forman parte de los componentes de un cajón de sastre llamado plurideficiencia. Tienen dificultades de audición y de visión que, a su vez, derivan en patologías cerebrales. En Cataluña hay 2.800 personas sordociegas (16.000 en toda España) que sufren incomunicación y la desconexión total de lo que sucede a su alrededor. Pero estas cifras son aproximadas. Se basan en los cálculos de las autoridades sanitarias británicas, que fijan que hay un mínimo de 40 afectados por cada 100.000 personas. La Federación Española de Sordoceguera (Fesoce) reclama un censo de personas sordociegas para poder atender sus necesidades específicas.

Con el objetivo de facilitar el diagnóstico y no engrosar ese cajón de sastre, la federación presentó ayer un manual dirigido a los servicios sociales, sanitarios y educativos para que sepan detectar la discapacidad a tiempo. "Los sordociegos son invisibles, muchos de ellos están mal identificados y, debido a ello, mal atendidos", advierte Ricard López, autor de la guía y presidente de la Fesoce y de la Asociación Catalana pro Personas Sordociegas. Este colectivo es pionero en formar a mediadores, profesión que no existe oficialmente en España y que consiste en ser el nexo entre la persona con sordoceguera y el mundo.

Este objetivo sólo se logra si la atención es personalizada y si, además de emplear sistemas de comunicación alternativos al lenguaje oral, el mediador fomenta la motivación y las relaciones sociales del sordociego.

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