_
_
_
_
_
Reportaje:

"No soy químico. Sólo compro y vendo"

El dueño de la pirotecnia en la que murieron cuatro personas se desentiende de los petardos ilegales que almacenaba - El caso llega a juicio tras 17 años

Rebeca Carranco

"¿Sabía que estaba prohibida la comercialización de petardos con mezcla de clorato y metales? Yo no soy químico, yo compraba y vendía". Así arrancó ayer, 16 años y medio después, el juicio de la explosión de la empresa Pirotecnia Brau. A las 11.45 del 3 de junio de 1993 la compañía voló por los aires en Vidreres (Selva). Cuatro trabajadores murieron. El propietario, Rafael Brau, alegó ayer ante la Audiencia de Girona que carece de conocimientos para saber si lo que vendía era legal. Varios informes aseguran que había productos con una combinación no autorizada de clorato potásico con metales en la nave que estalló. Nadie ha podido demostrar que ésa fuese la causa de la explosión.

Más información
Absueltos los nueve acusados por la explosión de una pirotecnia que causó cuatro muertos

Retrasos, errores en la instrucción e incluso archivos y reaperturas de la causa han alargado el proceso casi 17 años. Tanto que el "no me acuerdo" fue ayer la respuesta estrella de la jornada. Los abogados de las familias de los fallecidos piden cinco años y ocho meses de cárcel por cuatro delitos de homicidio imprudente y un delito contra la seguridad de los trabajadores. El fiscal defiende la libre absolución.

A favor de los acusados (el matrimonio dueño de Pirotecnia Brau, Rafael Brau y Maria Rosa Estrada; los dos trabajadores más antiguos en la empresa, Manuel Borraz y Rafael Ríos; el guardia civil encargado de las inspecciones, Vidal Real, y cuatro proveedores de petardos) juega que ningún informe pericial identifica claramente las causas de la explosión. En su contra, que se hallaron petardos con una mezcla no autorizada, que los trabajadores no estaban asegurados, que la nueva nave que estalló no estaba dada de alta en el Ministerio de Trabajo, que la compañía no tenía póliza de seguros y que la última inspección de la Guardia Civil se realizó ocho meses antes.

Conxita Tarré, de 61 años, estuvo sentada en primera fila durante las seis horas de la vista de ayer. Desde el banquillo escuchó cómo Brau se desentendía del accidente: "Yo, como el que vende el pan en la panadería, se supone que la harina está correcta". Y se excusaba ante las preguntas del letrado acusador: "Lo desconozco"; "no llevaba este tema"; "yo no tengo la capacidad de memoria que tiene usted"; "el encargado eran todos y era nadie"... O escuchando cómo Rosa Estrada respondía que no tenía "ni idea" de por qué había productos ilegales en la pirotecnia. Conxita Tarré perdió a dos hijos en el accidente: Bienvenido Joals, de 27 años, y Jordi, de 18.

Junto a los hermanos Joals se encontraban el fatídico día los otros dos fallecidos, Joan García, de 20 años, y Jorge Fusté, de 19, y Rafael Ríos. "Estábamos preparando un pedido y cuando íbamos a transportarlo a la nave III, nos dimos cuenta de que faltaban unos cohetes", contó ayer Ríos, también acusado de homicidio imprudente porque él era supuestamente uno de los encargados de la compañía. "Esperad, que ya vengo', les dije y fui a la nave a buscar el material. Ellos, como tenían ganas de trabajar, tiraron adelante. Fui a buscar los cohetes y pasó lo que todo el mundo sabe".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Lo que todo el mundo sabe es que la nave III explotó y afectó a las otras tres naves. Varios coches que había en el lugar saltaron por los aires. En la compañía había al menos 11 personas. Dos de ellas, un matrimonio que había acudido a comprar.

"¿Si hubiese habido una adecuada formación, habría pasado el accidente?", preguntó el abogado de la acusación particular, Benet Salellas. Una de sus bazas es demostrar que nadie formó a esos jóvenes y que, por tanto, hubo negligencia por parte de los encargados y de los dueños. Conxita Tarré no quiere suponer nada. "Sólo deseo que se haga justicia. He hablado con la magistrada, con el fiscal, con todo el mundo para que esto no se dejase pasar". La causa llegó a archivarse. "Me he pasado sin vivir 16 años y aún encima la gente te dice que estás bien. ¿Qué voy a hacer? No voy a ir por ahí dando pena. Pero la procesión va por dentro".

Un bombero observa dos coches calcinados en la zona de la explosión el día del siniestro.
Un bombero observa dos coches calcinados en la zona de la explosión el día del siniestro.PERE DURAN

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_