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El transporte público metropolitano sube casi el 2%

El primer día laborable de la línea 9 se vive con normalidad y con muchos viajeros curiosos

Aprobadas las nuevas tarifas del transporte. Suben. La media ronda el 2%, aunque el cálculo del incremento global permite a las autoridades afirmar que la subida es del 0,57%. Lo cierto es que la subida más baja es del 1,64% (corresponde a la T-Dia de dos zonas) y la más alta, el billete sencillo, se sitúa en el 3,70% pasando de 1,40 euros a 2,70. El billete sencillo es uno de los títulos menos utilizados en el área metropolitana de Barcelona. Para conseguir una media del 0,57%, la Autoridad Metropolitana del Transporte computa el precio global de los 18 millones de viajes que se pagan en el conjunto del transporte público del área metropolitana y calcula el dinero ingresado. Este año, el número de viajes será similar, pero los ingresos resultarán menores porque los niños menores de 12 años viajan gratis con la T-12, mientras que las familias numerosas tendrán un descuento del 50%. El resto de los títulos aumentan sobre el 2%. La entrada en vigor será el 1 de enero.

La aprobación de las nuevas tarifas coincidió con el primer día laborable, es decir, con público real, de la línea 9 del metro. Si el primer día se llenó, ayer fue más calmado: había pasajeros, pero sin exagerar, y la mayor parte de ellos no iban a ninguna parte. Entraban, procuraban colocarse en la parte frontal del primer vagón, donde, al no haber cabina de conducción, se puede apreciar cómo el convoy se adentra en el túnel, su amplitud, los cambios de aguja e incluso una estación intermedia, Santa Rosa, en construcción.

La satisfacción era generalizada. Los residentes en los barrios a los que el nuevo metro pone en conexión con la línea 1, que lleva al centro de Barcelona, estaban satisfechos. Y los meros curiosos, que eran mayoría, también. Por supuesto, siempre hay algún inconveniente. Pere Adell, que estaba en el metro "para ver cómo era", lamentaba que la alta tecnología de la línea no sirva para tener cobertura en los teléfonos móviles y que los bancos del andén tengan un diseño que hace difícil sentarse sin darse un coscorrón en la nuca o mantenerse encorvado. La línea está totalmente automatizada: al parar el metro, las puertas del vagón coinciden con las de los andenes, que están cerrados, de modo que nada ni nadie puede caer a la vía. Las estaciones se hallan a gran profundidad. Alguna, a 80 metros, y la gente se exclama en el ascensor. Luego todo el mundo sonríe.

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