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Una tubería llevará el agua del Ebro a Barcelona por el centro de la AP-7

El Gobierno central planea que el trasvase vaya por la mediana de la autopista

La última opción para trasvasar agua del Ebro a Barcelona es una nueva tubería que iría por la mediana de la autopista de peaje AP-7. Con esta obra, cuyo diseño está ya listo, la tubería para llevar agua a Barcelona estaría a punto en dos meses, según fuentes conocedoras del proyecto, y podría llevar los 40 hectómetros cúbicos del minitrasvase que Tarragona no consume. Esta es la solución favorita del Gobierno central porque aceleraría el trasvase del Ebro a Barcelona y evitaría restricciones en otoño. El Gobierno catalán, a través de la Agencia Catalana del Agua (ACA), afirmó ayer que no tiene "nada que ver con este proyecto" y expresó serias dudas acerca de que las obras se puedan liquidar en dos meses. "Si los 14 kilómetros del Segre piden cinco meses de trabajo, ¿cómo se van a hacer 70 kilómetros en la mitad de tiempo?", se preguntó el representante de la ACA. Fuentes del Colegio de Ingenieros de Caminos ironizaron: "Si los 50 kilómetros de túneles de la M-30 se hicieron en cuatro años en el centro de Madrid, cómo se va a tardar dos años en tirar una tubería de un metro de diámetro?".

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La obra, si es viable, elimina el problema que supone unir los sistemas de abastecimiento de Tarragona y Barcelona por el tramo más corto (Cunit-Cubelles). Tener lista esta tubería, a juicio del Ejecutivo catalán, necesitaría 21 meses y no evitaría los cortes de agua. Barcelona sólo tiene garantizado el abastecimiento hasta octubre.

La tubería del minitrasvase llega a Cunit con un diámetro reducido y, por tanto, con agua escasa. Prolongarla a Cubelles es fácil, pero el envío a Barcelona debería hacerse por la tubería que va de Vilafranca a Vilanova. Ésta no es reversible. El agua cae desde Vilafranca hacia Vilanova porque el inicio está en una zona más elevada que el final. Para que el agua viajara en sentido inverso haría falta instalar bombas que remontaran el trazado, una actuación que exige tiempo.

La tubería por la AP-7 acorta el plazo de las obras. Aunque el trazado es más largo (unos 70 kilómetros, entre Tarragona y la planta de Abrera) la obra no requiere expropiación, pero sí necesita el permiso del Ministerio de Fomento, del que depende la concesión de la autopista. Un portavoz de ACESA (la concesionaria que explota la vía) dijo ayer que no ha mantenido conversaciones formales al respecto y recordó la dependencia de Fomento, con el que no fue posible comunicar ayer.

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El agua del minitrasvase no se toma del río, sino de las concesiones de los regantes. Éstos venden al Consorcio de Aguas de Tarragona 120 hectómetros al año y los cobran todos, pero el consumo apenas alcanza los 80 hectómetros. Enviar a Barcelona los 40 restantes no supondría, por tanto, sacar más agua del río.

Ayer se reunieron los representantes de los regantes con la Agencia Catalana del Agua y hoy harán un comunicado conjunto. Los regantes salieron de la reunión divididos. Los del margen izquierdo del río no desean que se lleve el agua a Barcelona. Los del margen derecho aceptan, pero pretenden cobrarla por segunda vez, lo que la Agencia del Agua considera poco razonable. El consejero Francesc Baltasar se reunió también con los representantes del canal de Urgell. El resumen del encuentro fue el siguiente: "El agua no está en venta, pero se puede hablar del precio, siempre que no falte". Baltasar les reiteró que la opción preferida del Gobierno catalán sigue siendo el Segre.

La tubería entre Tarragona y Abrera está ya pensada: es de un metro de diámetro de acero helicosoldado, un tipo de tubo que se empalma muy fácilmente. Con esta tubería el abastecimiento está más que garantizado y, de acuerdo con las fuentes consultadas, está sobredimensionada para que en caso de emergencia se pueda abrir y una persona pueda incluso analizar si hay una fuga. Con la opción de la autopista, la obra elude todos los trámites de expropiación, el principal freno para la obra. El problema es que en este momento hay obras en la mediana de la autopista para ampliarla, lo cual puede generar problemas, en opinión de un ingeniero consultado. Paralelamente, una empresa está trabajando en el proyecto de abastecer la zona de Vilanova, Sitges, Sant Pere de Ribes y Cubelles desde Cunit. Con ello se liberaría el agua que estas poblaciones consumen ahora del sistema Ter-Llobregat, que es el más castigado por la sequía.

El Consell Executiu trató ayer el abastecimiento desde Tarragona, incluido entre las propuestas que José Montilla entregó anteayer a Artur Mas. Varios consejeros dieron su aprobación, aunque puede suponer un enfrentamiento con las comarcas del sur de Cataluña. Al menos dos expresaron dudas sobre el breve plazo.

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